Solicitud de Diego Serrano de concesión de Mina (1901)
Diego Serrano Rodríguez (*Fernán Núñez, 1859 – †14 de septiembre de 1917), fue un activo y dinámico empresario de la ciudad de Córdoba en las dos primeras décadas del siglo XX.
Propietario de diferentes empresas en diferentes industrias, fue una persona arraigada en la vida empresarial, económica y caritativa de la ciudad. Fue conocido principalmente por ser el propietario de la Fundición La Cordobesa así como por sus proyectos para conseguir la Navegabilidad del Guadalquivir.
Familia
Hijo de un magistrado y de María de los Dolores Rodríguez Luque (†1911[1]), tuvo como hermanos a Ana, Rafaela, Luis y Julio: vivió su infancia y juventud en Cuba, como su hermana Dolores[2]; allí fue administrador de un título de Castilla.
Tuvo dos esposas: María Dolores Palma y Fernández (†1901[3]) con la que tuvo 3 hijos, Esperanza, Alberto y Rafael Serrano Palma; en segundas nupcias, casó con Dolores Nicolau y Aramburu con la que tuvo dos hijos, Diego y María (*1910[4]).
Regreso a Córdoba: empresario de minas y de la fundición
En el año 1884, se conoce la solicitud de inclusión de vecinos de Fernán-Núñez para la listas electorales, apareciendo él[5]
Otro de sus proyectos empresariales debió ser el de la minería ya que registra durante 1901 y 1902 diferentes permisos dirigidos al Gobierno para la concesión de pertenencias[6]
Además, solicita en 1901 la licencia para establecer una fábrica de confección de briquetas de carbón mineralen la plaza de Colón, número 20[14]
Acometió diversas empresas industriales siendo posiblemente la más conocida la fundición La Cordobesa, que se encontraba en la Avenida de Medina Azahara, "una fundición de hierro (...) al frente de ella adquirió el impulso que tiene y que en Andalucía le ha colocado en primera línea"[15]. La Cordobesa fue adquirida en enero de 1904 a J.Antequera y Compañía
En el año 1912 decide retirarse de la vida activa de los negocios y convierte la empresa Serrano, Ruiz y Compañía en La Cordobesa Sociedad Anónima[16]
En el año 1914 figuraba como uno de los principales contribuyentes en la ciudad de Córdoba satisfaciendo 3.275 pesetas[17]
Miembro activo de la sociedad cordobesa
Fue además vice-secretario de la Asociación Cordobesa de la Caridad (1906[18], consiliario del Círculo de la Amistad (1910)[19], vocal de la Junta Provincial de Primera Enseñanza (1913-1914) [20], vicepresidente (1913)[21] , tesorero y vocal de la Cámara de Comercio de la que era miembro al menos desde el año 1904[22] así como de la Junta de Saneamiento y Reforma de Córdoba, del Fomento Gremial.
Promotor de Ciudad Jardín
Proyecto de creación de ciudad Jardín (1917)
Fue propietario de los terrenos de la actual avenida de Medina Azahara, obteniendo permisos del Ayuntamiento en abril de 1905 para "que cierre los terrenos de su propiedad lindantes con el camino de San Jerónimo, a continuación de los nuevos cuarteles de San Rafael" [23] y en 1912, lo mismo para los terrenos de "su propiedad de las calles Hernán Ruiz y Martín López de Córdoba"[24].
Sin embargo, parte de sus terrenos fueron expropiados en el año 1916 para la construcción de la carretera a Palma del Río, sabiéndose que en noviembre de ese año aún no había abonado la Administración la deuda[25]
Siguiendo las ideas sociopolíticas de su época -en particular el movimiento regeneracionista local denominado cordobesismo- promovió en unos terrenos de su propiedad la construcción de la denominada Ciudad Jardín, inspirándose en la Ciudad Lineal proyectada por Arturo Soria para Madrid. Su arquitecto fue Francisco Azorín Izquierdo[26]
El proyecto contaba con 170.000m2 y se realizará en los terrenos de las huertas de su propiedad que había comprado para tal efecto[27]:
Huerta de Iznájar
Huerta de Naranjuelo
Huerta de Cebollera
Huerta Grande (también llamada Huerta de Castro)
En noviembre de 1916 solicita la regularización de los linderos de varias de estas huertas.
Recibió el informe favorable a que "atendiendo la cesión de terrenos para el tránsito público, realizase el Ayuntamiento las obras de pavimentación, acerado, alumbrado y demás concernientes a los servicios municipales y se concediese ventajas respecto a la tributación". El 11 de septiembre, solicita las obras de ensanche para llevar a cabo su proyecto entre la avenida de Medina Azahara y el Camino Viejo de Almodóvar[28].
El ensanche de Córdoba (Francisco Azorín)
Cumplo muy gustoso el encargo del ''Diario'' como autor del proyecto, refiriéndome a dar noticias auténticas del plan de ensanche de la población, aprobado el lunes último por la Corporación municipal. Ciertamente, a todos interesa conocer y discutir un asunto de tan vital importancia para el desarrollo y mejora de la ciudad, asunto que ha de dar ocupación a muchos brazos y empleo fructífero a capitales ociosos.
Córdoba, como todas las ciudades de tradición histórico-artística, debía ser protegida del vandalismo innovador mediante un cuerpo de disposiciones legales análogo al ''Housing and Town Planning Act'' de Inglaterra, o creando autonómicamente juntas municipales de competencia artística y técnica, con poderes para impedir ciertos desmanes en las calles y en el interior y exterior de los edificios.
El ensanche de Córdoba (1917)
A falta de esas protecciones, conviene que sea planeado un ensanche donde se formen nuevas barriadas de acuerdo con los modernos principios urbanísticos, evitando esas reformas interiores hechas sin criterio autorizado. Lo que, por carecer de unas y otras cosas, ha padecido Córdoba en sus amplias y hermosas casas características —divididas y subdivididas sin necesidad— puede colegirse de este dato: sin haber aumentado apenas su perímetro edificado, la ciudad ha pasado de 39.059 habitantes en 1840 (según Ramírez de las Casas-Deza) a 72.152 según cifra de diciembre último de la Oficina de Estadística.
Hoy ya este ensanche lo demandaban, no solo esas conveniencias espirituales, sino verdaderas necesidades físicas. No cabemos en el casco. La densidad de población ha alcanzado la cifra de 240 habitantes por hectárea, cuando en una ciudad saludable no debe exceder de 150. El pueblo cordobés vive en pisos reducidos, muchas familias en una sola habitación mezquina e insalubre, sin luz ni aire. Citaríamos casos penosísimos si la extensión del artículo lo consintiera.
La escasez de espacio habitado está agravada también por la angostura general de las calles, por la aglomeración de insalubres callejas sin salida, por la falta de saneamiento del subsuelo, por las temperaturas extremas que se sufren, por la carencia de agua abundante, sana y económica, etc. El problema se agudizaba más cada día, pues la población aumenta en 900 habitantes por año, y se anuncian magnas empresas industriales que van a implantarse, además del pujante desarrollo agrícola previsto por efecto del pantano del Guadalmellato, lo cual atraerá aún más personal.
Estas y otras consideraciones sugirieron a don Diego Serrano, ciudadano inteligente y activo que tan bien conoce los problemas de la ciudad, la idea de iniciar y desarrollar por su cuenta esta magna empresa del ensanche. Para ello adquirió las huertas de Iznájar, Naranjuelos, Cebollera y Grande: 170.000 metros cuadrados de tierras entrellanas, en la planicie alta de la ciudad, a no mayor distancia de la calle Gondomar —nervio de Córdoba— que el extremo norte del paseo del Gran Capitán. Situado al oeste, disfrutando de los aires S.O. predominantes, con la perspectiva de la Sierra al norte y con facilidades para gozar de agua y arbolado abundantes, este ha sido el sitio elegido.
El trazado viario del ensanche tiene como base la avenida de Medina Azahara, amplia vía recta de 800 metros de longitud y 26,15 de anchura. Al sur tendrá otra vía de 15 metros de anchura, siguiendo el camino viejo de Almodóvar, con una plaza circular de 60 metros y otra en su extremo con un eje de 125. Separando la futura Escuela de Veterinaria, habrá otra calle recta de 14 metros, y por el lado oeste limitará el ensanche el arroyo del Moro, que habrá de convertirse en amplia avenida de 27 metros, con doble paseo de arboleda.
Dentro de esas cuatro vías, y uniendo las opuestas entre sí cada tres, se trazan seis calles de 12 metros que formarán, en sus cruces, tres plazas circulares de 30 metros. Las manzanas resultantes, en su mayoría rectangulares, se subdividirán en solares de 400 metros cuadrados como mínimo, con fachadas de al menos 6 metros, y en su interior se dispondrán las construcciones aisladas para que puedan orientarse magníficamente, disfrutar del sol y del aire, y disponer en el sobrante del solar de huerta o jardín que embellezca, sanee y proteja el ambiente.
Se levantarán así unos doscientos hoteles con todas las ventajas del sitio, que disfrutarán de todos los adelantos de higiene, componiendo una verdadera ciudad-jardín, apacible, bella, sana y económica, puesto que el primer factor —el solar— es originariamente barato.
Calles y plazas tendrán proyectados también jardines y arbolados; sitios especiales dedicados a monumentos conmemorativos; farolas artísticas; fuentes ornamentales; kioscos de flores, periódicos e higiene; buzones; retretes públicos; alumbrado eléctrico y de gas; puestos de teléfono para negocios y para uso personal; y un alcantarillado especial si el de la ciudad tardara en construirse.
Administrativamente, si el Gobierno aprueba lo que ya ha hecho el Municipio, disfrutará de 25 años de exenciones tributarias por el Impuesto del Timbre, además de otras ventajas.
Sin embargo, este fue el último trámite que llevó a cabo ya que fallece de un ataque de pleuresía debido al enfriamiento cogido en un paseo en carruaje por las faldas de la Sierra[29]
Impulso de la navegabilidad y canalización del río Guadalquivir
Proyecto para impulsar la navegación del Guadalquivir (1913)
8 años después de su muerte, La Voz dedicaba una columna a evocar su figura con la aprobación del proyecto de canalización del río[32]
evocamos ahora la figura de un hombre de acción, enamorado de Córdoba, procurador de su engrandecimiento, que consumió años y energías abogando por la realización del proyecto que ahora se pone en marcha: nos referimos á don Diego Serrano, publicista insigne que la muerte nos arrebató cuando más faltaba su colaboración en defensa de los más altos intereses cordobeses.
Reconocimiento de la ciudad
Hemos sabido que don Diego Serrano se encontraba enfermo; y al llegar a su casa para preguntar por él, se nos dice que está agonizante. Esperamos unos momentos, llega el sacerdote para administrarle el Sacramento de la Extrema Unción... a los pocos minutos ha muerto.
Cuando se está bajo la impresión de un dolor, apenas se acierta a expresarlo; y nosotros sentimos a don Diego, porque le queríamos como amigo y le admirábamos como ciudadano ejemplar.
No necesita su memoria de falsos elogios, porque con hacerle justicia sencillamente, se le elogiará sin frases de relumbrón, por que tenía virtudes de oro purísimo. Además, verter sobre su recuerdo el oropel de las palabras, enmascarándolo con postizo y con afeites, sería profanarle; porque durante el tiempo que vivió, por su sencillez, por su modestia, por su naturalidad, por sus grandes y aun raras dotes cívicas, tan recias como severas y tan nobles como él en su figura, era un hombre original y reflexivo.
Sobre todo, para el que por vez primera conocía a don Diego, era lo que se llama un carácter; después tratándole más íntimamente, percibía que también era un hombre grande, por su ingenio natural, por su educación severa, por su noble modo de sentir y por su corazón, y lo que más, por el de pareja con su tierna alma: en él, un sentimiento delicado, bajo el velo de un carácter más bien austero y aún romántico, brillaba con todos los atisbos, le latía de hombre generoso y amoroso. ¡De cuántas cosas no hemos sido testigos! ¡Cuántas pruebas de afecto no nos dio! Y por todo eso, al ver a don Diego puro de intención, recto de conciencia, ardiente en la caridad y lleno de entusiasmo en cuanto era justo y bueno, y con un carácter como ilustre y de un alto pensamiento, se nos hacía amarle tanto; hasta la muerte de don Diego nos ha enseñado de nuevo que a veces va algo que se echa en nuestra propia vida.
Su consejo en juntas y reuniones era escuchado como la voz de la prudencia y de la discreción; porque fue al mismo tiempo la fuerza moral, el impulso poderoso, el freno y la válvula de seguridad.
Su actividad inmensa no se empleó tan sólo en la teoría; antes bien, comenzó por ejercitarse en la práctica, y florecieron industrias que honran a Córdoba, y un barrio entero de amplias calles, alegre, higiénico, por donde se nota la desviación y el movimiento de la nueva población, pregonan que hoy perdemos con este hombre un valor positivo inestimable, una figura tallada en acero, noble y severa, de esas que son soles de virtudes, de energías, de iniciativas, de grandezas.
En los momentos de cambio, de transformación, ante lo imperativo de un movimiento revolucionario o social, cuando otros hombres perdían el brillo, don Diego sabía ver claro, sin confundirse lo permanente con lo transitorio, lo contingente con lo fundamental. En cambio, en las épocas de cobardía y sofocación, cuando todas las esperanzas de bien y de transformación parecían borrarse y en el horizonte del mañana no hubiese más de falsos conatos y oscuridades, don Diego, siempre valiente y siempre entusiasta, conservaba en el alma joven y jugosa el fuego santo de la rebeldía.
Cuántas veces hemos acudido tantas veces a don Diego en demanda de consejos; que hemos escuchado de su boca, siempre prudente, siempre inspirado en el bien, en el mando de amores y de fe. Siempre fue un hombre de verdad, de una pieza, con entereza natural, que repulsaba como al galardón el halago y el adulo, y un consejo como Dios manda, de los que orientan y señalan el deber.
Sea nuestra última frase: la muerte de don Diego nos ha enseñado mucho que le amábamos, algo que se echaba en nuestra propia vida.
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXII Número 18772 - 22 Julio 1911
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año XXXIII Número 10811 - 1931 noviembre 24
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LII Número 15128 - 1901 mayo 1
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año XII Número 3259 - 1910 junio 25
↑Boletín oficial de la provincia de Córdoba: Número 132 _ 01/12/1884
↑Una “pertenencia” es una unidad de superficie concesionada para explotar un recurso (oro, cobre, hierro, etc.). Una pertenencia minera solía ser un cuadrado de 100 metros de lado, es decir, 1 pertenencia = 1 hectárea
↑Solicitud de Diego Serrano de concesión de Mina (1901) Boletín oficial de la provincia de Córdoba: Número 74 _ 27/03/1901
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año III Número 490 - 1901 abril 27
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año III Número 490 - 1901 abril 27
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año III Número 490 - 1901 abril 27
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año III Número 644 - 1901 octubre 31
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año III Número 488 - 1901 abril 25
↑Boletín oficial de la provincia de Córdoba: Número 8 _ 09/01/1902
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LII Número 15188 - 1901 julio 2
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año XIX Número 5504 - 1917 septiembre 14
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXIII Número 19014 - 1912 abril 3
↑Boletín oficial de la provincia de Córdoba: Número 21 _ 24/01/1914
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVII Número 16846 - 1906 marzo 11
↑Almanaque del obispado de Córdoba: Año 1910 - 1910
↑El Debate: Época SEGUNDA Año III Número 652 - 1913 agosto 17
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año XV Número 4323 - 1913 noviembre 18
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año VI Número 1285 - 1904 enero 18
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVI Número 16512 - 1905 abril 4
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXIII Número 19082 - 1912 junio 11
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXVII Número 20554 - 1916 noviembre 12
↑GARCIA MOLINA, J.A. Evolución, distribución y estructura de la población de Córdoba. Córdoba Contemporánea. Página 33.
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año XVIII Número 5239 - 1916 noviembre 6
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXVIII Número 20853 - 1917 septiembre 11
↑El defensor de Córdoba : diario católico: Año XIX Número 5504 - 1917 septiembre 14
↑Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXII Número 18861 - 29 Octubre 1911
↑La voz : diario gráfico de información: Año VI Número 1919 - 1925 abril 28
↑La voz : diario gráfico de información: Año VI Número 1919 - 1925 abril 28