Cruz de los desamparados

La Cruz de los Desamparados es un monumento situado en Fernán Núñez, en la provincia de Córdoba. Se encuentra a la entrada de la localidad por la carretera que conduce a San Sebastián de los Ballesteros. El monumento actual es una reconstrucción de cruces anteriores y está ligado a una tradición local que se remonta a la época de la Reconquista, relacionada con la aparición de Santa Marina de Aguas Santas y la antigua población de Abencalez.

Historia y Leyenda

La devoción a Santa Marina de Aguas Santas en la zona fue introducida por repobladores gallegos tras la reconquista de Córdoba por el rey Fernando III, siendo Fernán Núñez de Témez un importante promotor de este culto.

La tradición más extendida sobre el origen de la cruz, recogida por el doctor Gómez Bravo, sitúa los hechos en el año 1382. En aquel entonces, Fernán Núñez como núcleo poblacional consolidado no existía; en su lugar había una fortaleza (emplazamiento del actual Palacio Ducal de Fernán Núñez) y una población cercana denominada Abencalez (o Abencaez). Ambas posesiones pertenecían a Diego Gutiérrez de los Ríos y García de Aguayo, sexto señor de Fernán Núñez y Abencalez, quien en ese momento se encontraba combatiendo en Portugal junto a su cuñado Alonso Fernández de Montemayor.

La aparición de Santa Marina

Aprovechando la ausencia de defensas, Mohamed V, del reino nazarí de Granada, realizó una incursión en la campiña cordobesa. La leyenda narra que Santa Marina de Aguas Santas se apareció a una joven pastora en el cruce del camino del Pozuelo (actual carretera de San Sebastián de los Ballesteros) con el camino que procedía de la Puerta de la Villa (desde la fortaleza). La Santa encomendó a la pastora la tarea de avisar a los habitantes de Abencalez del inminente ataque musulmán, instándoles a recoger los vasos e imágenes sagradas de la iglesia de la aldea y trasladarlos a la seguridad de la fortaleza de Fernán Núñez. Como señal de su presencia, Santa Marina hizo brotar un manantial de una peña en aquel lugar, conocido desde entonces como el "Pocito de Santa Marina", y dejó clavada su cruz.

Ataque y origen del nombre

Poco tiempo después, el ataque musulmán tuvo lugar y la aldea de Abencalez fue destruida. No obstante, el castillo de Fernán Núñez logró resistir el asedio, en parte gracias a la ayuda de los vecinos de Abencalez que habían buscado refugio allí. La cruz dejada por la santa fue denominada "de los Desamparados" en memoria del desamparo en que quedó la población de Abencalez y en recuerdo de aquellos que no pudieron refugiarse en el castillo, siendo apresados o asesinados. Esta primera cruz fue erigida sobre un pilar de más de metro y medio de altura, que presentaba la imagen de Jesucristo en una cara y la representación de la aparición de Santa Marina en la otra.

Evolución del Monumento

La Cruz de 1717

La cruz original se mantuvo en pie hasta el año 1717. En esa fecha, Francisco Gutiérrez de los Ríos, tercer conde de Fernán Núñez y vizconde de Abencalez, ordenó la construcción de un nuevo humilladero. Este constaba de una cruz y un fuste de mármol rojo de Cabra, y a sus pies se colocó una lápida con una inscripción que relataba la tradición.

Destrucción y conservación de la lápida

Esta segunda cruz, de mármol rojo, perduró hasta la Guerra Civil, periodo durante el cual fue destruida. Otra fuente documental sugiere que un monumento anterior, que consistía en un crucifijo de piedra berroqueña al que se le había añadido la lápida conmemorativa en 1717, fue demolido en 1934. De la estructura del siglo XVIII, únicamente se conservó la lápida de 1717. Esta fue custodiada inicialmente por el párroco Antonio Jurado y, posteriormente, por el escultor Juan Polo, quien la cedió. En la actualidad, la lápida original se encuentra en la capilla de Santa Marina de Aguas Santas de la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas (Fernán Núñez), en Fernán Núñez, donde fue instalada e inaugurada el 18 de julio de 2000.

Reconstrucción Actual

La cruz que se observa en el lugar hoy en día es una reconstrucción realizada en la década de 1980. En su base, cuenta con una placa con la inscripción: "Cruz de los Desamparados, conmemorativa".

La Lápida de 1717

La inscripción de la lápida mandada colocar por el conde Francisco Gutiérrez de los Ríos el 15 de abril de 1717 constituye un testimonio fundamental de esta tradición. El texto de la lápida es el siguiente:

Es tradición inconclusa haberse aparecido la Gloriosa Virgen y Mártir Santa Marina, la que llaman de Aguas Santa en Galicia, muy venerada por su patrono, Don Fernán-Núñez de Témez, a una pastora que rezando pastaba algún ganado en este sitio por donde entramos al lugar de Abencalez, habitado por cristianos mozárabes, en tiempos de moros, ordenándole que fuese prestamente al lugar y dijese que los moros irritados, habían de venir a destruirlo y que asegurasen los sagrados vasos e imágenes en la villa de Fernán-Núñez que ya estaba fortificada. Entonces rompiéndose milagrosamente una peña, quedó abierto el pocito que se llama desde entonces de Santa Marina, y su agua entra por su pie en el humilladero, sin haberse agotado su caudal; que la nombrasen Patrona de Fernán-Núñez como se hizo inmediatamente, asegurando que por su intercesión no permitiera nuestro Señor que hubiese peligro en Fernán-Núñez y que se librarían de muchas enfermedades los que usasen fervorosamente de aquel agua y pocito, como reliquia de la Santa. Todo lo cual se ha verificado por la experiencia de mas de cuatrocientos años, y lo acredita el busto de la pastora con el rosario en la mano y corona de resplandores, que en esta Santa Cruz se ve, puesta poco tiempo después. En cuya memoria y por devoción hizo el Excelentísimo Señor Conde de Fernán-Núñez, Señor de esta villa y la de Abencaez, que esta lápida se pusiese a quince de Abril de 1717.

Importancia para Fernán Núñez

La Cruz de los Desamparados es considerada un hito fundacional para el actual pueblo de Fernán Núñez. Tras la destrucción de Abencalez en 1382, una parte significativa de sus habitantes se trasladó al entorno de la fortaleza de Fernán Núñez, dando origen al núcleo urbano que hoy conocemos. Esta vinculación histórica se refleja incluso en el escudo de Fernán Núñez, que incluye la representación de la torre de Abencalez junto a la de Fernán Núñez de Témez.

Además, la ubicación de la cruz y el texto de la lápida de 1717 son elementos cruciales en el debate historiográfico sobre la localización exacta de la antigua aldea de Abencalez. La frase de la inscripción "...en este sitio por donde entramos al lugar de Abencalez..." ha dado lugar a diversas hipótesis sobre si la aldea se extendía hacia el oeste o hacia el este del monumento.