La Cartera

La Cartera

Fue un afeminado sevillano que se afincó en Córdoba y que regentó un carabet allá por los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Se le llamaba “La Cartera” porque se decía haberla perdido en el pueblo de Ubrique. Él no ocultó nunca su tendencia, al contrario, hacía gala de ella al repartir su gran simpatía y gracia entre sus clientes y conocidos, de tal forma, que tenía contestaciones rápidas y e ingeniosas. Sobre este particular se contaba la siguiente anécdota.

Un buen día se acercó al quiosco donde compraba habitualmente los periódicos y le preguntó al quiosquera:

-“Rafalita dame la revista semanal”. Como no había llegado le dijo a ésta. –“Se la voy a pagar porque no quiero quedarme sin ella. Cuando venga, mándamela con un chiquillo a mi casa y que pregunte a cualquier vecina por el maricón”.

-“¡Ay!”, dijo la quiosquera algo atónita. – “Yo no sabía que tuviera usted esa desgracia”.

Replicó rápidamente y con contundencia “La Cartera”: –“¿Una desgracia ser maricón? Lo que es una desgracia es ser albañil que está todos los días en lo alto de un andamio y como le dé un mareo se escacharra para siempre. Con lo agustito que ando yo por la vida….

Así transcurría su vida, hasta que solo y abandonado por las muchas amistades que tenía, fue acogido en el Hospital de San Jacinto, donde murió rodeado por lo menos del calor de las monjitas que lo cuidaban.