Sor Adriana de Jesús Crucificado

Sor Adriana de Jesús Crucificado (fallecida en Lucena el 15 de septiembre de 2023) fue una religiosa Carmelita Descalza de origen argentino, conocida por ser la priora del Monasterio de San José y Santa Teresa de Lucena y por su estrecha relación y comunicación telefónica con el Papa Francisco.

Nacida en Argentina, inició su vida religiosa a los 18 años en el Carmelo del Corpus Christi en Buenos Aires, donde desempeñó varios cargos de responsabilidad. Tras 20 años de vida consagrada, sintió una vocación especial para ayudar a los Carmelos de España, que solicitaban monjas debido a la escasez de vocaciones.

Su labor en España se extendió durante 28 años. Inicialmente estuvo en el Carmelo de Castellón y posteriormente llegó a Lucena, donde permaneció durante 23 años en el Monasterio de San José y Santa Teresa, un convento con más de 400 años de historia. En Lucena llegó a ser priora de la comunidad.

Sor Adriana mantenía una relación cercana con el Papa Francisco desde la época en que él era arzobispo de Buenos Aires. Esta relación se hizo pública a través de varias llamadas telefónicas que el Pontífice realizó al convento de Lucena, interesándose por la comunidad y, en particular, por Sor Adriana y otras dos monjas argentinas residentes allí. El Papa llamó incluso en los últimos momentos de vida de Sor Adriana para reconfortarla y, posteriormente, contactó de nuevo con el monasterio para transmitir su pésame a la comunidad tras su fallecimiento.

Falleció el viernes 15 de septiembre de 2023. Conforme a su voluntad, fue velada en el coro del convento por sus hermanas de comunidad. La misa exequial se celebró el 16 de septiembre de 2023, presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández González, y contó con una gran asistencia de fieles y párrocos de Lucena.

Su fallecimiento redujo la comunidad a cuatro monjas. Aunque recibieron un permiso especial del Papa Francisco y el apoyo del obispo Demetrio Fernández para continuar a pesar de no alcanzar el número mínimo requerido, la posterior salida de otra religiosa dejó la comunidad con solo tres miembros, lo que finalmente llevó a la decisión de cerrar el convento de Lucena en julio de 2024 y trasladar la comunidad al Carmelo de Cabrera en Salamanca.