Cine de verano situado en la azotea del cine Magdalena, en la plaza del mismo nombre, y que permitía, mientras se veía la película, contemplar las torres de las cercanas iglesias de San Lorenzo, Santiago, San Andrés y la propia iglesia de la Magdalena.
La subida a la terraza era angosta por la estrechez de la escalera de acceso, aunque era compensada por la decoración de las barandillas con geranios y gitanillas, y por la frescura que se disfrutaba una vez arriba.