Diego Rodríguez Lucero

Diego Rodríguez Lucero
Inquisidor
Nacimiento:	Desconocida Moguer
Fallecimiento:	28 de diciembre de 1534 Desconocido
Profesion:	Eclesiástico, jurista
Actividad:	Inquisidor del Tribunal de la Inquisición de Córdoba
Reconocimientos:	Conocido por su extrema dureza y los autos de fe masivos. Apodado "El Tenebrero".
Destacado:	Auto de fe de 1504, proceso contra Fray Hernando de Talavera, enfrentamiento con la nobleza cordobesa.

Diego Rodríguez Lucero (nacido en Moguer, Huelva, en fecha desconocida - fallecido el 28 de diciembre de 1534) fue un eclesiástico y jurista español, conocido principalmente por su implacable y controvertida actuación como inquisidor del Tribunal de la Inquisición de Córdoba entre 1499 y 1506. Su mandato se caracterizó por la masiva persecución de supuestos judaizantes, el uso de torturas y testimonios falsos, y la celebración de cruentos autos de fe, lo que le granjeó el apodo de "El Tenebrero" y una fuerte oposición por parte de la sociedad cordobesa.

Primeros años y nombramiento

Nacido en Moguer, sus padres fueron Juan Lucero y Marina Rodríguez, conocida como "la Carriona". Su hermana, Juana Suárez Lucero, se casó con Pedro González de Albornoz, "el Bermejo". Diego Rodríguez Lucero era bachiller en Decretos. En 1492 fue nombrado maestrescuela de la iglesia de Almería y, al menos entre 1493 y 1495, actuó como inquisidor y juez de bienes confiscados en Jerez de la Frontera.

El 7 de septiembre de 1499, fue nombrado inquisidor del Tribunal de la Inquisición de Córdoba por el entonces inquisidor general, el arzobispo de Sevilla Diego de Deza. Se instaló en una vivienda en el número 7 de la Calle Encarnación de Córdoba.

Actuación como inquisidor en Córdoba

La actuación de Lucero en Córdoba se caracterizó por una persecución indiscriminada de supuestos herejes, implicando a centenares de personas, muchas de ellas conversas influyentes, mediante inculpaciones masivas, detenciones, copiosa confiscación de bienes, el empleo de tortura y testimonios falsos. Contó con el beneplácito del secretario del Rey, Juan Ruiz de Calcena.

Celebró varios auto de fe multitudinarios. El 13 de febrero de 1501, 81 personas fueron ejecutadas. El 1 de mayo de 1502, otras 27 personas corrieron la misma suerte. El punto álgido de su crueldad se alcanzó con el auto de fe del 22 de diciembre de 1504, calificado como "el más cruento de los Autos de Fe celebrados por todos los Tribunales de la Inquisición española", donde 107 personas fueron quemadas en El Marrubial. Los procesos se agravaron tras el fallecimiento de Isabel la Católica y la celebración de estos autos de fe, que intensificaron las protestas.

En 1505, Lucero procesó por judaizante al venerable Fray Hernando de Talavera, arzobispo de Granada. Sus acciones generaron una fuerte oposición por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas de Córdoba, así como del pueblo, que llegó a apedrearlo.

Deposición y Sucesos de 1506

En 1506, con la llegada a Castilla de Felipe I el Hermoso y el consiguiente reforzamiento político de las élites nobiliarias locales como el Marqués de Priego y el Conde de Cabra, la situación se radicalizó. Los procesos contra los conversos fueron suspendidos y tanto el inquisidor general Diego de Deza como Diego Rodríguez Lucero fueron depuestos de sus cargos. Felipe I firmó una capitulación con los conversos a través de Martín Zurbano de Azpeitia para calmar la situación. La interrupción de los procesos impidió que Lucero quemara en Córdoba a trescientos condenados el 4 de junio de 1506.

El 9 de noviembre de 1506, el pueblo de Córdoba, instigado por Pedro Fernández de Córdoba, Marqués de Priego, asaltó la cárcel de la Inquisición, ubicada en el Alcázar Real. Durante el motín, se liberaron a más de cuatrocientos presos y algunos oficiales de Lucero fueron detenidos, contando con la colaboración de oficiales inquisitoriales como Andrés Sánchez de Torquemada. Lucero logró huir a lomos de una mula "por la guerta de la Inquisición", dirigiéndose a Sevilla. La actuación de Lucero fue investigada por Fray Francisco de Mayorga, obispo de Tagaste, comisionado a tal efecto.

Congregación de Burgos y últimos años

En 1507, con el nombramiento de Fray Francisco Jiménez de Cisneros como inquisidor general de la Corona de Castilla y el regreso de Fernando V como gobernador, se revisaron los "sucesos de Córdoba". Se convocó una asamblea general en Burgos en 1508, conocida como la Congregación de Burgos, que se reunió desde el 1 de junio hasta el 10 de julio. Esta asamblea lamentó la falsedad de los testigos utilizados por Lucero, ordenó la liberación de los presos, la restitución del honor y fama a vivos y muertos, la reedificación de casas demolidas consideradas infundadamente sinagogas y la anulación de las sentencias injustas del Tribunal de Córdoba. Diego Rodríguez Lucero falleció el 28 de diciembre de 1534.

Legado y apodos

La figura de Diego Rodríguez Lucero es una de las más sombrías de la Inquisición española. Fue apodado "El Tenebrero" por Pedro Mártir de Anglería y calificado como "inspirado por Satanás" por el Padre Sigüenza. Su actuación se enmarca en un complejo contexto de lucha contra las minorías conversas, la defensa de una estricta ortodoxia religiosa y las tensiones políticas inherentes a la consolidación del Estado Moderno en España.