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Leyenda de la liberación de 154 cautivos cristianos

De Cordobapedia
Revisión del 19:15 18 nov 2025 de Aromeo (discusión | contribs.)
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La leyenda cuenta que, en la era de 1270 (año 1232), en la medianoche del 8 de mayo, Mahomat, adalid de Córdoba, salió con su gente para realizar una algarada hacia Andújar. Al pasar por el puente de Alcolea, dos leguas de la ciudad, vio en mitad del puente una figura rodeada de gran claridad.

Intrigado, preguntó en latín: «¿Quién va?»
La luz respondió: «Yo soy Santo Domingo de Silos.»

Sorprendido, Mahomat preguntó adónde se dirigía, y el Santo contestó: «Voy a Córdoba a sacar cautivos.»

Asustado, el adalid regresó inmediatamente a Córdoba antes del amanecer. Allí tenía quince cautivos cristianos; los encadenó con cepos, esposas y gargantas aseguradas, y se quedó con su gente custodiando la cárcel. Además, ordenó a todos los moros que tuviesen cautivos que los vigilasen estrechamente, pues Santo Domingo estaba en la ciudad.

Sin embargo, al romper el día, Mahomat revisó a sus prisioneros… y no halló ninguno, ni siquiera los hierros. Avisaron a los demás, y éstos descubrieron que también les faltaban todos sus cautivos. Aquel día, ciento cincuenta y cuatro cristianos habían sido liberados milagrosamente por Santo Domingo.

El encuentro con el rey Fernando

Dos años después, Mahomat viajó a Burgos para pagar tributo al rey Fernando III. Allí preguntó al monarca qué santos tenía en su reino. El rey mencionó varios, y el moro quiso saber:

«¿Cuál es el que saca cautivos?» Fernando respondió: «Santo Domingo de Silos.»

Entonces Mahomat contó al rey lo sucedido aquella noche en el puente de Alcolea. Asombrado, Fernando le mandó ir al monasterio de Silos. Al entrar en la iglesia y ver la imagen del Santo sobre el altar, Mahomat exclamó que aquella era la figura luminosa que había visto en el puente.

Otros milagros atribuidos al Santo

Los relatos narran que los cristianos liberados solían llegar con sus cadenas hasta Silos, donde las mostraban entre lágrimas ante los monjes y el pueblo. Las crónicas repiten un patrón:

Santo Domingo aparece lleno de luz en la mazmorra, rompe milagrosamente los hierros, guía a los cautivos fuera de la ciudad y, en cuestión de horas, los deja en tierra de cristianos.

A veces, el Santo dejaba a algún cautivo atrás porque era mal cristiano o tenía medios para pagar su rescate. Otras veces dudaba en liberar a una mujer por no haber cumplido un voto, aunque finalmente accedía ante la súplica de sus compañeros.

Una de las historias más llamativas es la de Catalina, una cautiva hecha concubina del rey de Granada, con quien tuvo dos hijos. Santo Domingo se le apareció, le ordenó tomar al más pequeño y llevarlo a Silos, donde fue bautizado.

La fama del Santo

Tantos grilletes se amontonaron en la iglesia de Silos, símbolo de las liberaciones, que nació el refrán:

«No te bastarán los hierros de Santo Domingo de Silos.»

Algunos cautivos que no podían viajar hasta el monasterio colgaban sus cadenas en las iglesias de sus propios pueblos.

Así, para cristianos y moros por igual, Santo Domingo de Silos se convirtió en una presencia constante, temida o venerada, capaz de aparecer en cualquier lugar para romper cadenas y liberar cautivos.

Fuentes

Fuente: “Fuente y milagros de Domingo de Silos”, consultado en Vallenajerilla.