La imagen de Nuestra Señora Madre de Dios en sus Tristezas es una bellísima Dolorosa del siglo XVII, atribuida indiscutiblemente al imaginero antequerano Antonio del Castillo. La imagen fue adquirida en la vecina ciudad de Écija por la Hermandad en el año 1975, año en el que sería restaurada por Miguel Arjona, volviendo a ser sometida este proceso en 2015 por Ana Infante.
Se trata de una Imagen de busto que sólo tiene tallados rostro y manos. Su rostro juvenil, sobrecogido por el dolor, con el entrecejo fruncido y labios entreabiertos en actitud dialogante, y presenta las manos entrelazadas a modo de rezo y compasión.[3]
Posee una de los pasos más característicos de la Semana Santa andaluza, y es Baldaquino en el que procesiona cada Lunes Santo. Se trata de una pieza única y excepcional realizada en madera dorada y policromada, debida al artista cordobés Miguel Arjona Navarro, quien en 1980 dio forma a los dibujos que cinco años antes creara Miguel del Moral. Ornamentado con la peana, a conjunto con el baldaquino y los candelabros, jarras y calle central realizados en plata de ley.
Este conjunto procesional nos presentó en su momento una manera de procesionar completamente nueva y original, ya que acostumbramos a ver las imágenes Dolorosas bajo Palios de influencias sevillanas, o incluso a la ausencia de Palio como tal. Nada más lejos de la realidad, el templete o baldaquino había estado presente en nuestras calles desde varios siglos antes, tanto en la capital cordobesa y su provincia como en otras ciudades y localidades de la geografía andaluza y española.[4] Entre su ajuar destacan varios rostrillos, uno de oro de ley estilo rocalla, y otro también de oro y piedras preciosas y su Manto procesional bordado en oro sobre terciopelo negro está inspirado en las yeserías de la Capilla de San Fernando de la Mezquita-Catedral, característico por sus grandes trazos y estrellas de nueve puntas.