Nació en Alba de la Galia Comata. Fue cautivo de moros y se dirigió hacia Córdoba formando parte de la guardia del emir por su habilidad en las armas. En un momento de su vida estuvo escuchando lecturas de San Eulogio.
Al presenciar la muerte de Isaac se sintió confortado al ver la fuerza que puso hasta que murió; esto hizo que se sintiera conmovido por su actuación con lo que se presentó ante el cadí y manifestó su fe, haciendo que éste le quitara de sus privilegios reales y fuera condenado a muerte como el propio Isaac, degollado y quemado en las cercanías del Guadalquivir.
El martirio ocurrió el 5 de junio del 851, día en el que la Iglesia lo celebra.