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Discurso de José Cruz Conde en su investidura como alcalde (1924)

De Cordobapedia
Discurso pronunciado en 1924, en su toma de posesión como alcalde

Discurso de don José Cruz Conde

El nuevo alcalde, al levantarse a hablar, fue saludado con nutrida salva de aplausos.

«Dicen los estadillos en el protocolo de esta casa —comenzó diciendo— que es costumbre que el alcalde, al ser elegido, dirija la palabra para agradecer la designación y esbozar el programa que ha de llevar a cabo.

No puedo ocultar mi agradecimiento al honor que me ha sido otorgado para ocupar este cargo, y mucho temo no ser capaz de responder a la confianza que en mí se deposita. Si yerro, mis yerros han de ser hijos únicamente de mi gestión.

Cristalizado este agradecimiento, que no es una fórmula, no ha de ser difícil que los que hayamos de convivir en esta Corporación podáis comprobar la sinceridad de mis palabras.

Este Ayuntamiento es el primero independiente que se constituye en Córdoba, y quiero adelantarme a los suspicaces: estas palabras mías no envuelven menosprecio para las personas que nos precedieron. Sin el Directorio Militar que gobierna al país, este Ayuntamiento no se hubiese constituido con nombres independientes, de hombres que pueden poner en boca de todos, sin duda, que nadie se expuso a perder nada por salir a servir a la patria.

Será juzgado por la opinión pública.

Este alcalde no tendrá por norte abrir calzadas ni derribar esquinas. Cuando la Corporación estudie los problemas que Córdoba tiene planteados y sus propósitos cuenten con el apoyo de la opinión pública, se manifestarán sus actos, no de manera solemne, sino de forma grave, que hable y proclame el progreso de nuestra querida ciudad.

El Ayuntamiento tendrá un régimen de trabajo constante. El despacho del alcalde estará siempre abierto al público, sobre todo a las clases trabajadoras.

A continuación, el señor Cruz Conde muy sentidamente dedicó un cariñoso recuerdo a las personas de su familia que ocuparon cargos públicos en Córdoba y dijo que procuraría hacerse digno del nombre que lleva.

El día que abandone este sillón —agregó— quiero dejar en Córdoba el mismo caudal de simpatías que dejara aquel cordobés: don Tomás Conde.

Dirigiéndose al señor gobernador, dijo que la Corporación le rogaba transmitiera al Directorio la leal adhesión del nuevo Ayuntamiento, que se dispone a laborar por Córdoba, procurando el engrandecimiento de la ciudad.

«Yo por mi parte —continuó diciendo—, Córdoba saldrá limpia de pecado y de injusticias; toda mi fuerza estará siempre al servicio del pueblo para conseguir ese resultado.

Si este bastón —dijo dirigiéndose al bastón de mando— cayó hoy en mis manos, que sea símbolo y corazón puesto en manos de un buen cordobés, de un buen caballero.»