El paso del río Guadalquivir por Córdoba hace que nuestra ciudad se vista con colores nuevos. Al llegar Mayo, el margen de nuestro río se pinta de color y vida. Es el tiempo en que las garcillas, garcetas y gaviotas que surcan, bucean y pescan en el Guadalquivir formen sus nidos y habiten de nuevo el Guadalquivir.
Los tarajes, álamos, fresnos y eucaliptos aportan ese color verde que hace que toda ciudad queda cubierta de una luz y un halo de intimidad.
En esta época de floración el paisaje adquiere tintes de espectacularidad; la gran variedad de tonos verdes se conjugan con los rosas de las adelfas y los amarillos de los lirios, dándole a Córdoba la realeza que se merece.