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El Paseo

En la España de 1936 "el paseo", fue una de las formas que adoptó el cainismo, en ambos bandos.

Se conocía por este nombre a un mecanismo tan simple como terrible.

Un piquete de hombres armados llegaba a una casa, normalmente a altas horas de la noche, y se llevaban a quien designaban.
"¿Adónde se lo llevan?", preguntaban desesperados sus familiares.
"¡A dar un paseo!", le respondían.

Las denuncias solían venir de vecinos, conocidos o incluso familiares; por motivos políticos e ideológicos, pero también por odios personales, o simple codicia.

En apartados y zonas rurales era frecuente encontrar " paseados", tirados al borde del camino.

Hay cálculos que señalan unos 50.000 los asesinados en la retaguardia de la zona republicana y unos 100.000 en la franquista, cifra a la que hay que añadir unos 40.000 muertos en la represión que siguió a la guerra civil. Infinidad de testimonios indican que muchos de los "paseados" eran espíritus pacíficos, lúcidos y generosos que despertaron el odio por sus solas virtudes o su mera condición.

Lorca es, quizás, el más célebre de los paseados y en su asesinato se mezclan las sinrazones políticas con los odios, los viejos rencores de pueblo y la intolerancia. En Córdoba, muy significativo fue el del también poeta José María Alvariño Navarro, prometedora figura frustada por el fanatismo y chulería del delator Luis Velasco Moreno. Otro asesinato que estuvo silenciado al máximo fue el emimente epidemiólogo Sadí de Buen Lozano, reconocido nacionalmente y también muy estimado en el extrajero.