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El origen de Ciudad Jardín

De Cordobapedia
Proyecto de creación de ciudad Jardín (1917)

El origen del barrio de Ciudad Jardín y su nombre, hemos de encotnrarlo en la figura del empresario Diego Serrano Rodríguez

Propietario de los terrenos de la actual avenida de Medina Azahara, obteniendo permisos del Ayuntamiento en abril de 1905 para "que cierre los terrenos de su propiedad lindantes con el camino de San Jerónimo, a continuación de los nuevos cuarteles de San Rafael" [1] y en 1912, lo mismo para los terrenos de "su propiedad de las calles Hernán Ruiz y Martín López de Córdoba" [2].

Sin embargo, parte de sus terrenos fueron expropiados en el año 1916 para la construcción de la carretera a Palma del Río, sabiéndose que en noviembre de ese año aún no había abonado la Administración la deuda[3]

El proyecto de la creación de Ciudad Jardín

Siguiendo las ideas sociopolíticas de su época -en particular el movimiento regeneracionista local denominado cordobesismo- promovió en unos terrenos de su propiedad la construcción de la denominada Ciudad Jardín, inspirándose en la Ciudad Lineal proyectada por Arturo Soria para Madrid. Su arquitecto fue Francisco Azorín Izquierdo[4]

El proyecto contaba con 170.000m2 y se realizará en los terrenos de las huertas de su propiedad que había comprado para tal efecto[5]:

  • Huerta de Iznájar
  • Huerta de Naranjuelo
  • Huerta de Cebollera
  • Huerta Grande (también llamada Huerta de Castro)

En noviembre de 1916 solicita la regularización de los linderos de varias de estas huertas.

Recibió el informe favorable a que "atendiendo la cesión de terrenos para el tránsito público, realizase el Ayuntamiento las obras de pavimentación, acerado, alumbrado y demás concernientes a los servicios municipales y se concediese ventajas respecto a la tributación". El 11 de septiembre, solicita las obras de ensanche para llevar a cabo su proyecto entre la avenida de Medina Azahara y el Camino Viejo de Almodóvar[6].

El ensanche de Córdoba (Francisco Azorín)

Cumplo muy gustoso el encargo del ''Diario'' como autor del proyecto, refiriéndome a dar noticias auténticas del plan de ensanche de la población, aprobado el lunes último por la Corporación municipal. Ciertamente, a todos interesa conocer y discutir un asunto de tan vital importancia para el desarrollo y mejora de la ciudad, asunto que ha de dar ocupación a muchos brazos y empleo fructífero a capitales ociosos. Córdoba, como todas las ciudades de tradición histórico-artística, debía ser protegida del vandalismo innovador mediante un cuerpo de disposiciones legales análogo al ''Housing and Town Planning Act'' de Inglaterra, o creando autonómicamente juntas municipales de competencia artística y técnica, con poderes para impedir ciertos desmanes en las calles y en el interior y exterior de los edificios.

El ensanche de Córdoba (1917)

A falta de esas protecciones, conviene que sea planeado un ensanche donde se formen nuevas barriadas de acuerdo con los modernos principios urbanísticos, evitando esas reformas interiores hechas sin criterio autorizado. Lo que, por carecer de unas y otras cosas, ha padecido Córdoba en sus amplias y hermosas casas características —divididas y subdivididas sin necesidad— puede colegirse de este dato: sin haber aumentado apenas su perímetro edificado, la ciudad ha pasado de 39.059 habitantes en 1840 (según Ramírez de las Casas-Deza) a 72.152 según cifra de diciembre último de la Oficina de Estadística.

Hoy ya este ensanche lo demandaban, no solo esas conveniencias espirituales, sino verdaderas necesidades físicas. No cabemos en el casco. La densidad de población ha alcanzado la cifra de 240 habitantes por hectárea, cuando en una ciudad saludable no debe exceder de 150. El pueblo cordobés vive en pisos reducidos, muchas familias en una sola habitación mezquina e insalubre, sin luz ni aire. Citaríamos casos penosísimos si la extensión del artículo lo consintiera.

La escasez de espacio habitado está agravada también por la angostura general de las calles, por la aglomeración de insalubres callejas sin salida, por la falta de saneamiento del subsuelo, por las temperaturas extremas que se sufren, por la carencia de agua abundante, sana y económica, etc. El problema se agudizaba más cada día, pues la población aumenta en 900 habitantes por año, y se anuncian magnas empresas industriales que van a implantarse, además del pujante desarrollo agrícola previsto por efecto del pantano del Guadalmellato, lo cual atraerá aún más personal.

Estas y otras consideraciones sugirieron a don Diego Serrano, ciudadano inteligente y activo que tan bien conoce los problemas de la ciudad, la idea de iniciar y desarrollar por su cuenta esta magna empresa del ensanche. Para ello adquirió las huertas de Iznájar, Naranjuelos, Cebollera y Grande: 170.000 metros cuadrados de tierras entrellanas, en la planicie alta de la ciudad, a no mayor distancia de la calle Gondomar —nervio de Córdoba— que el extremo norte del paseo del Gran Capitán. Situado al oeste, disfrutando de los aires S.O. predominantes, con la perspectiva de la Sierra al norte y con facilidades para gozar de agua y arbolado abundantes, este ha sido el sitio elegido.

El trazado viario del ensanche tiene como base la avenida de Medina Azahara, amplia vía recta de 800 metros de longitud y 26,15 de anchura. Al sur tendrá otra vía de 15 metros de anchura, siguiendo el camino viejo de Almodóvar, con una plaza circular de 60 metros y otra en su extremo con un eje de 125. Separando la futura Escuela de Veterinaria, habrá otra calle recta de 14 metros, y por el lado oeste limitará el ensanche el arroyo del Moro, que habrá de convertirse en amplia avenida de 27 metros, con doble paseo de arboleda.

Dentro de esas cuatro vías, y uniendo las opuestas entre sí cada tres, se trazan seis calles de 12 metros que formarán, en sus cruces, tres plazas circulares de 30 metros. Las manzanas resultantes, en su mayoría rectangulares, se subdividirán en solares de 400 metros cuadrados como mínimo, con fachadas de al menos 6 metros, y en su interior se dispondrán las construcciones aisladas para que puedan orientarse magníficamente, disfrutar del sol y del aire, y disponer en el sobrante del solar de huerta o jardín que embellezca, sanee y proteja el ambiente.

Se levantarán así unos doscientos hoteles con todas las ventajas del sitio, que disfrutarán de todos los adelantos de higiene, componiendo una verdadera ciudad-jardín, apacible, bella, sana y económica, puesto que el primer factor —el solar— es originariamente barato.

Calles y plazas tendrán proyectados también jardines y arbolados; sitios especiales dedicados a monumentos conmemorativos; farolas artísticas; fuentes ornamentales; kioscos de flores, periódicos e higiene; buzones; retretes públicos; alumbrado eléctrico y de gas; puestos de teléfono para negocios y para uso personal; y un alcantarillado especial si el de la ciudad tardara en construirse.

Administrativamente, si el Gobierno aprueba lo que ya ha hecho el Municipio, disfrutará de 25 años de exenciones tributarias por el Impuesto del Timbre, además de otras ventajas.

Sin embargo, este fue el último trámite que llevó a cabo ya que fallece de un ataque de pleuresía debido al enfriamiento cogido en un paseo en carruaje por las faldas de la Sierra[7]

Referencias

  1. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVI Número 16512 - 1905 abril 4
  2. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXIII Número 19082 - 1912 junio 11
  3. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXVII Número 20554 - 1916 noviembre 12
  4. GARCIA MOLINA, J.A. Evolución, distribución y estructura de la población de Córdoba. Córdoba Contemporánea. Página 33.
  5. El defensor de Córdoba : diario católico: Año XVIII Número 5239 - 1916 noviembre 6
  6. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXVIII Número 20853 - 1917 septiembre 11
  7. El defensor de Córdoba : diario católico: Año XIX Número 5504 - 1917 septiembre 14