Francisco de Alfaro fue boticario cordobés. Perteneció a la familia Vaca de Alfaro. Hijo de Enrique de Vaca de Alfaro, que murió joven, a los 28 años, en él habrían de pervivir las pasiones de la saga.[1]
Este descendiente sería conocido en Córdoba como hombre culto y de notable ingenio. No estudió Medicina como el padre ni llegó tan lejos, pero, tras casarse con Melchora de Gámez, frecuentó los contactos con los intelectuales del momento y mantuvo viva la llama de la ilustración. De ahí precisamente beberían sus dos hijos, quizá los más ilustres de la dinastía. De una parte el doctor en Medicina y poeta Enrique Vaca de Alfaro, que lució siempre el nombre de su abuelo, lo que acabaría produciendo frecuentes errores historiográficos. De otra, el pintor Juan de Alfaro (1643-1680), alumno y biógrafo de Velázquez y notario del Santo Oficio.