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La canalización de nuestro río (1925)

De Cordobapedia
La canalización de nuestro río (1925)

La canalización de nuestro río

Extraordinario acaecimiento debe ser y es para nuestra ciudad el primer paso serio y resuelto hacia una obra, la de mayor trascendencia que ha podido intentarse, en la marcha ascendente hacia el engrandecimiento de Córdoba y de los pueblos ribereños del Guadalquivir.

Hoy seguramente pondrá Su Majestad su Real firma en el Decreto que aprueba la soñada canalización de nuestro río grande hasta Sevilla.

Envuelve el proyecto una intensa transformación en la vida de Córdoba; anuncia junto á las ventajas y beneficios de los transportes por la nueva vía fluvial, y la electrificación de toda la cuenca del Guadalquivir, otras nuevas fuentes de riqueza y el desarrollo próspero de las más poderosas iniciativas.

El futuro progreso de Córdoba está ligado fuertemente á esta vía, la comunicación que unirá con el mar ciudades y pueblos, centros estimables de producción.

Las riberas que vieron llegar las naves de los mercaderes orientales, las que recibieron la visita de los pueblos que á Córdoba trajeron sus primitivas civilizaciones por el camino único del Betis famoso, las que determinaron una línea de comunicación entre Itálica y Córdoba, también en este siglo van á disfrutar de esa vía para su tráfico.

Es un fenómeno histórico que allí donde llega la navegación, crece y se desarrolla la riqueza pública. Parece como si las naves (barcazas en el caso del Guadalquivir) llevasen consigo la civilización bogando sobre la tersa superficie de las aguas; como si en manos del Dios alado del Comercio llevasen gérmenes de fecundidad para que florezcan en los pueblos.

Felicitémonos al ver puesto el primer jalón para la mayor prosperidad de Córdoba y sus riberas, y hagamoslo recordando el empeño que en esta obra pública de positivo valor para nuestra ciudad puso el Soberano, empeño que le movió á pronunciar una noche frases memorables en el salón mayor del Círculo de la Amistad á los postres de un banquete.

Enviamos la enhorabuena á Córdoba en la persona de su alcalde actual, que ha gestionado eficazmente la pronta tramitación del proyecto que hoy se sanciona; y por fin, evocamos ahora la figura de un hombre de acción, enamorado de Córdoba, procurador de su engrandecimiento, que consumió años y energías abogando por la realización del proyecto que ahora se pone en marcha: nos referimos á don Diego Serrano, publicista insigne que la muerte nos arrebató cuando más faltaba su colaboración en defensa de los más altos intereses cordobeses.