La Fiesta del Corpus Christi de 1677 en Córdoba fue una celebración destacada por la incorporación de ingenios mecánicos y figuras con movimiento, conocidas como autómatas, diseñados por el maestro Ginés de Godoy. Esta festividad, de gran arraigo en la ciudad, se caracterizó en dicho año por un particular despliegue escenográfico destinado a sorprender y entretener a los ciudadanos.
Contexto de la celebración
El culto eucarístico y las celebraciones del Corpus Christi tuvieron un gran esplendor en las ciudades andaluzas durante el siglo XVII, convirtiéndose en un instrumento didáctico y de poder.[1] Las calles y plazas se transformaban con arquitecturas efímeras, altares, lienzos, tapices y figuras animadas. En Córdoba, la fiesta del Corpus Christi era de las de mayor relevancia. Los actos litúrgicos se desarrollaban con gran solemnidad, y las calles se adornaban profusamente. Era costumbre la participación de danzas y actuaciones, incluyendo a veces a minorías étnicas contratadas por el Concejo Municipal.
Los autómatas de Ginés de Godoy
Para la festividad del Corpus Christi de 1677, el cabildo municipal de Córdoba encargó al maestro Ginés de Godoy, quien residía entonces en la Calle de las Capuchinas, en la collación del Salvador, la creación de una serie de "figuras con movimiento".[2]
El 6 de mayo de 1677, se firmó el contrato por el cual el cabildo se comprometía a pagar 220 reales a Ginés de Godoy por esta decoración.[3] Estas figuras se situarían en la "boca de la Calle de la Ceniza", alrededor de una estructura central con una Custodia sobre un risco.[4] Se conserva un pliego de dibujos inédito, perteneciente a estas fiestas y atribuido a Ginés de Godoy, que forma parte del Archivo Municipal de Córdoba. Estos bocetos están realizados a lápiz, de manera suelta, con anotaciones a tinta que indican el tema de cada escena y si tenía movimiento.[5]
Las figuras y escenas diseñadas incluían una mezcla de motivos profanos y religiosos:
- Un perro y un mono (enseñando los dientes).
- Una fragua de herreros.
- Un hombre con un mulo arando.
- Una mujer huyendo del demonio, seguida de un sacristán que le echa agua bendita con el hisopo.
- El diseño de una fuente de cuatro tazas en la que aparece una mujer desnuda bañándose y un hombre a caballo.
- Una custodia sobre un monte o risco.
- Unos aserradores cortando con una sierra un tronco.[6]
Estos "juguetes", como se les denominaba en la época, tenían una clara intención lúdica, buscando causar la sorpresa y el asombro de los espectadores mediante el movimiento mecánico.[7] El diseño de Ginés de Godoy para 1677 duplicaba el número de figuras respecto al año anterior, lo que sugiere el éxito de la iniciativa previa.[6]
El conjunto se componía en una arquitectura efímera, presidida por el risco con la Custodia en la parte superior. En los laterales se disponían la fragua y la serrería, y a los pies, entre dos puertas, el grupo del sacristán, el demonio y la mujer.[6]
Esta elaborada puesta en escena es un testimonio del gusto barroco por lo espectacular y efímero, y de cómo las festividades religiosas se convertían en grandes acontecimientos públicos que transformaban la ciudad.
Referencias
- ↑ Méndez Rodríguez, Luis, Sobre autómatas en las fiestas del Corpus Christi en 1677, Laboratorio de Arte, 2005, p. 209
- ↑ Méndez Rodríguez, Luis, Sobre autómatas en las fiestas del Corpus Christi en 1677, Laboratorio de Arte, 2005, pp. 214, 217
- ↑ Méndez Rodríguez, Luis, Sobre autómatas en las fiestas del Corpus Christi en 1677, Laboratorio de Arte, 2005, p. 217
- ↑ Méndez Rodríguez, Luis, Sobre autómatas en las fiestas del Corpus Christi en 1677, Laboratorio de Arte, 2005, p. 215
- ↑ Méndez Rodríguez, Luis, Sobre autómatas en las fiestas del Corpus Christi en 1677, Laboratorio de Arte, 2005, p. 215
- ↑ 6,0 6,1 6,2 Méndez Rodríguez, Luis, Sobre autómatas en las fiestas del Corpus Christi en 1677, Laboratorio de Arte, 2005, p. 216
- ↑ Méndez Rodríguez, Luis, Sobre autómatas en las fiestas del Corpus Christi en 1677, Laboratorio de Arte, 2005, pp. 214, 218