Dolores Porras Ayllón (Pedro Abad, c. 1846 - Valladolid, 6 de enero de 1916), conocida en la vida religiosa como Madre Pilar, fue una religiosa española, hermana de Santa Rafaela María Porras y Ayllón y figura fundamental en la fundación y desarrollo de la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.
Biografía
Nacida en Pedro Abad en el seno de una influyente familia de terratenientes, siendo su padre Ildefonso Porras Gaitán, alcalde de la localidad, y su madre Rafaela Ayllón Castillo. Dolores era unos cuatro años mayor que su hermana Rafaela María.[1][2] Recibió junto a su hermana formación del maestro del pueblo, Manuel Jurado, y vivió una juventud acorde a su posición social, con viajes a Madrid, Cádiz o Córdoba.[2]
La familia Porras-Ayllón sufrió diversas tragedias, incluyendo la muerte del padre, Ildefonso Porras Gaitán, a causa de una epidemia mientras ejercía como alcalde y cuidaba de los enfermos. La madre continuó con una intensa labor caritativa, en la que participaron activamente Dolores y Rafaela María. Tras el fallecimiento de la madre, Dolores, con 23 años, asumió el gobierno de la casa familiar, donde convivía con Rafaela María (19 años) y su hermano Enrique (quien fallecería joven).[2] Fue Dolores quien organizó la salida del hogar familiar cuando ambas decidieron consagrarse a la vida religiosa.[1]
Su vocación religiosa se intensificó bajo la influencia del párroco José María Ibarra. Tras intentos fallidos de ingresar en las Carmelitas (1873) y una breve estancia con las Clarisas (1874), conocieron al sacerdote Antonio Ortiz de Urruela, quien las orientó hacia las Reparadoras. Ingresaron en el convento de esta orden en Córdoba, ubicado en una casa propiedad de la familia Porras en la Calle San Roque, en junio de 1875. Allí, Dolores adoptó el nombre de María del Pilar.[2]
Ante desacuerdos con la visión del obispo de Córdoba, Ceferino González y Díaz Tuñón, sobre los estatutos de las Reparadoras, un grupo de hermanas, incluyendo a Pilar y Rafaela María, abandonó Córdoba en febrero de 1877, refugiándose temporalmente en Andújar antes de trasladarse a Madrid en abril de 1877.[2][3]
La Madre Pilar fue una figura clave en el nacimiento de la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Consiguió el reconocimiento inicial del Cardenal de Toledo, Juan de la Cruz Ignacio Moreno y Maisonave,[1] y posteriormente viajó a Roma para obtener el beneplácito definitivo para la nueva Congregación.[2] Quienes la conocieron la describieron como una persona de carácter fuerte y emprendedor: “Alma de fuego, voluntad de acero, corazón de oro – todo un carácter”.[1] Dedicó enormes esfuerzos al sostenimiento y expansión del Instituto, realizando continuos viajes para buscar recursos económicos y establecer nuevas casas. Su entrega queda reflejada en su voluminosa correspondencia (se conservan casi 5.000 cartas).[1]
La relación con su hermana Rafaela María, fundadora y primera superiora general, fue de profundo cariño, pero compleja y no exenta de tensiones, marcadas por sus diferentes temperamentos y las dificultades de los primeros años.[1] Fuentes posteriores señalan desacuerdos significativos en torno a la gestión del Instituto que surgieron hacia 1892, los cuales, con el apoyo de parte de la comunidad, habrían contribuido a la renuncia de Rafaela María a su cargo de superiora general.[2] Eventualmente, ambas hermanas se vieron apartadas de los cargos de gobierno, viviendo sus últimos años como "cimientos escondidos" de la Congregación, dedicadas a la oración y tareas sencillas, reforzándose su vínculo afectivo en esta etapa.[1]
La Madre Pilar falleció en Valladolid el 6 de enero de 1916.[1][2]