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Emilio Castro Reyes "El Negro"

De Cordobapedia


Emilio Castro Reyes "El Negro"

Guitarrista de flamenco

Nacimiento: 1902
Lucena
Fallecimiento: 20 de mayo de 1990
Córdoba
Profesion: Guitarrista
Actividad: Acompañamiento flamenco

Emilio Castro Reyes ( Lucena, 1902 - Córdoba, 20 de mayo de 1990 ), guitarrista de flamenco de raza calé, conocido popularmente como “Emilio el Negro” y también “El Arango”, este último apodo tomado de su hijo, el también guitarrista Reyes Cosano “Arango”.

Comenzó a tocar la guitarra a los 12 años, en tiempos difíciles para ganarse la vida como artista. Según comentaba, actuaba para los señoritos desde la medianoche hasta la madrugada, '"a veces sin ganar duro"'. Se dedicó principalmente al acompañamiento a la guitarra en fiestas flamencas, actuando en lugares emblemáticos como la Venta de la Choza el Cojo, la Venta Vargas, o en tabernas reconocidas por su ambiente flamenco como la Taberna El Pisto (del Alcázar Viejo) o Casa Minguitos (“Los Califas”) en la Judería de Córdoba. La llegada del turismo masivo supuso una mejora para su economía.

Emilio desarrolló su carrera de forma independiente, sin adscribirse a ningún grupo o compañía artística. Creó algunos toques propios para guitarra que tituló “Córdoba de noche” y “Cristo de los Faroles”.

Mantuvo amistad con diversas personalidades. Se ufanaba de su relación con Federico García Lorca, quien lo llamaba cuando visitaba Córdoba, en ocasiones acompañado por sus hermanas. Emilio actuaba como cicerone, llevándolos a lugares donde se celebraban fiestas flamencas. También le unía una gran amistad con Juan Peña, propietario del Mesón Juan Peña en la avenida Doctor Fleming, local que conserva recuerdos del guitarrista.

Era frecuente verlo, con su característico aspecto gitano, en bares de la plaza de las Tendillas, como el Bar Siena, donde era contratado o alternaba con amistades. De carácter fuerte pero con buen genio, su vida estuvo repleta de anécdotas y dichos que aumentaron su fama. Algunos de ellos eran:

  • Sobre su comportamiento en las fiestas: “Hay que saber ser para saber estar”'.
  • Sobre las tabernas: “Hay que saber entrar, saber estar y sobre todo saber salir”'.

Se contaban numerosas anécdotas sobre él, como las siguientes:

  • Una que él mismo relataba sobre su infancia:
   :Mi abuelo me llevo de niño a la feria de ganado en Mayo y me dijo: -Niño verás como se vende un burro.
   :El abuelo previamente había preparado al burro que era viejo y con muchas “matauras”, pues no valía ni un duro. Lo adecentó a fondo: les pintó el “Jocico” y los ojos con tizne de carbón, los cascos los limpió dándole betún, lo herró, le dio brillo en el pelo con aceite, llevándolo así de lustroso al ferial. Y a esperar el comienzo de un trato y que se fija un incauto en el “jamelgo”, y así sucedió. Empezado el negocio y estando a punto de formalizarse el mismo, llegó el momento más importante. Entonces le dice mi abuelo al cliente: - Mira si está vivo, y como rebuzna. Sin que se diera cuenta el cliente le metió en ese mismo instante en el culo un pimiento largo de cornetilla picante y el animal tomó tal vitalidad que no hay forma de parar sus trotes y rebuznos. Al verlo así de bravo el comprador, se quedó encantado cerrandose la operación como un buen apretón de manos.
   :Al coger mi abuelo los duros de plata me dijó: - Niño vamos pitando de aquí, que cuando pase el efecto de la cornetilla, este tío avisa a la Guardia Civil. De esta forma supe de los truquillos y manejos que se traía mi abuelo en el “mercado de ganao”.
  • Sobre cómo consiguió una pensión cerca de su jubilación:
   :Ya a punto de jubilarse y buscado la forma de tener una pensión le dijo a una de las muchas amistades que tenía - entre ellas un militar-: - Mira, soy mutilado de guerra y mi pierna la tengo llena de metralla de la guerra de África. Con un gesto, se levanto el pantalón y enseñó la pierna que la tenía llena de pecas y picaduras de viruela. El tal amigo supo arreglarle una pequeña pensión por los servicio a la patria, no por la metralla.
   :Estaba Emilio en el tendido de sombra, a su lado había una turista que al ver como sangraba el toro al meterle la pulla la mujer casi se desmaya, él para animarla le dijo: - Mujer eso de la sangre el ser bueno, muy bueno, no se asuste que contra más salga es mejor para el toro y el torero. La turista al oír la frase de Emilio el Negro y los gestos que les acompañaban acabó vomitando…
  • Cerca del final de su vida, con 88 años:
   :Emilio ya a fina de su vida con 88 años comentaba: - Me fumo tres paquete diarios de Ducados y me he bebido un océano de de vino, si me pagaran el “Machaco” que he “tomao”, tendría más dinero que el difunto Ricardo López el “Tío el Queso”'.

Falleció a los 88 años de edad el 20 de mayo de 1990, al comienzo de la Feria de Mayo.

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