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Pedro Luengo Benítez fue militar. Alcanzó el coronelato de Infantería y fue jefe del Batallón de Voluntarios Gran Capitán entre julio de 1936 y febrero de 1937.[1]

Biografía

Casado con Antonia Sánchez Jiménez en 1912, tiplé granadina, fueron padres de varios hijos como Josefina Luengo, cantante de lírica.

En septiembre de 1907 era primer Teniente del Regimiento de Infantería Saboya[2] y posteriormente capitán. En el año 1928 se conoce que ha sido designado delegado gubernativo como ya comandante de Infantería en Palencia[3]

Llegada a Córdoba. Su papel en la Guerra Civil

El 14 de febrero de 1936 se hace cargo de la jefatura de la Caja de Reclutas de Córdoba[4] ya como teniente Coronel del Ejército, encargándose entre otras de los desfiles militares como el que tuvo lugar en abril de 1936[5]

Como abogado defensor de Manuel Tarazona. Agosto de 1936

Fue abogado defensor de Manuel Tarazona, el capitán que se negó a sumarse a la sublevación militar de 1936. Durante el juicio, Luengo terminó haciendo un llamamiento a la benevolencia del tribunal y pintando la triste situación de la familia del procesado[6] Sin embargo, no pudo hacer nada y terminó siendo fusilado el día 13 de agosto acompañando al capitán hasta su fusilamiento acaecido a las 11 de la mañana de ese día.

El Batallón de Voluntarios de Córdoba. Otoño de 1936

El Batallón de Voluntarios de Córdoba o Batallón Gran Capitán estaba compuesto en su mayoría por jóvenes de la burguesía cordobesa, estudiantes hijos de la oligarquía económica y social de la provincia, cuyas adscripción política iba desde los Jóvenes de Acción Popular (derecha), los tradicionalistas llamados requetés y falangistas, más un grupo de señoritos andaluces de mayor edad llenos de ardores patrios y curiosidad aventurera.

La génesis de este batallón está en la tarde del 18 de julio de 1936 cuando muchos de ellos acudieron al cuartel de Artillería como elemento civil para apoyar el levantamiento militar encabezado por el coronel Ciriaco Cascajo. Fueron armados sin restricción alguna, siendo su principal mentor Eduardo Quero Goldoni el conspirador civil de toda la trama golpista. Esa misma tarde-noche se lanzaron a las calles de Córdoba como “guardia cívica” demostrando su entusiasmo triunfador por el centro de la ciudad mediante múltiples disparos con objeto de intimidad a los curiosos o miedosos ciudadanos.

El Batallón lo mandó desde el principio el teniente coronel retirado Pedro Luengo Benítez, en compañía del comandante López Montijano y otros militares en reserva. Entre sus componentes estaba el famoso falangista de negra memoria Luis Velasco Moreno ex izquierdista de oscura conducta, obrero de la Electro Mecánicas (SECEM).

Otro de los cometidos que mantuvieron fue la detención de elementos republicanos, sindicalistas, o políticos de partidos de izquierdas que habían apoyado el Frente Popular o simplemente por ser sospechosos de tener ideas librepensadoras o masónicas.

Participaron en pelotones de ejecución como fue el caso del policía de Vigilancia, Eusebio Fernández Hernández. Fueron en muchas ocasiones felicitados en razón de sus trabajos y acciones por el famoso Comisario de Orden Público Don Bruno.

Inspector de Milicias

En febrero de 1937, Luengo fue nombrado Inspector Provincial de Milicias.[7]

Como dramaturgo

Autor de varios sainetes, como el titulado "La verbena del Santo o el manco de Lepanto" interpretado en el año 1933[8] en Barcelona, lo fue en Córdoba tanto en 1936 como en marzo de 1938 a beneficio de la organización juvenil de Falange Española. La Agrupación Artística Cordobesa fue la responsable de la puesta en escena.[9]

Fue autor también de la comedia en tres axtos "Los Jazmines", interpretada en Córdoba en mayo de 1941[10]




Referencias