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Anuncio de 1886

El Café Suizo fue una cafetería y pastelería suiza que se encontraba en el número 5 la calle Ambrosio de Morales, en el edificio que hace esquina con la calle del Reloj y que estuvo funcionando al menos desde el año 1863 hasta finales de la década de 1890, y luego en diferentes sucursales que tuvieron en la avenida del Gran Capitán y en la fonda Suiza, de los mismos dueños, hasta 1924 cuando cierra sus puertas[1]. Sus propietarios eran los Hermanos Puzzini.

El café Suizo

Ubicado en una casa de dos plantas, fue posiblemente el establecimientos hosteleros más importantes de la ciudad durante las décadas de 1860 a 1880 al encontrarse en una de las calles más concurridas de la ciudad, Ambrosio de Morales, y cerca del Teatro Principal o Cómico, situado más abajo en la calle.

Fue sede de diferentes sociedades, reuniones y tertulias, como las de Lagartijo, fue el predilecto de la población cordobesa entre otras cuestiones porque no había distinciones de clases y por encontrarse concurrido a cualquier hora del día.

El año 1892 fue el inicio de su declive con el incendio del Teatro Principal y el cambio de costumbres y modas en la población cordobesa, expandiéndose más hacia los nuevos espacios situados en el eje de la plaza de las Tendillas, antes de su ampliación, calle Gondomar y el recién abierto bulevar de Gran Capitán, beneficiándose entre otros el Gran Capitán de José Rubio y Escobar, la Cervecería de los señores Fernández y Usano, el de Cervantes de la señora viuda de Lázaro, la Perla de Gregorio Reina, el establecido en la planta baja del Casino Industrial de Rafael Toscano y el Colón, gran edificio de nueva construcción de José Rubio Escobar. Todos ellos perfectamente amueblados y con excelente servicio.

El Café Suizo según Ricardo de Montis (1917)[2]

Suntuoso, elegante, bien decorado, podía competir con los mejores de las primeras capitales de España.

Por este motivo y por su situación, puesto que se hallaba en una de las calles más importantes de Córdoba, la de Ambrosio de Morales, muy cerca del Teatro Principal, era el predilecto del público, sin distinción de clases y a cualquier hora del día o de la noche notábase en él extraordinaria animación.

Allí se reunían los labradores para tratar de las faenas agrícolas; allí se fijaban los precios de los productos del campo y los jornales de los labriegos y allí se concertaban muchos importantes negocios.

El famoso torero Rafael Molina Sánchez "Lagartijo" tenía en aquel café su tertulia, a la que acudían numerosos compañeros, amigos y admiradores del diestro insustituible.

En noches de Carnaval, cuando los aficionados a las fiestas del Momo salían de los bailes del Círculo de la Amistad y el Casino Industrial, una multitud abigarrada invadía el café Suizo para poner digno remate a la carnavalesca diversión con una opípara cena.

Y en estos días bulliciosos y alegres, de feria, de la inolvidable feria de Nuestra Señora de la Fuensanta, tesoro de hermosas tradiciones, suprimida para crear otra que nació muerta y no merece ni el calificativo de velada, innumerables forasteros acudían también a aquel centro de reunión, al ir al mercado o al regresar de él, para cambiar impresiones con los labradores cordobeses sobre asuntos agrícolas, para efectuar tratos, para pasar un rato en amena charla con los amigos de la capital.

Destruído el Teatro Principal por un incendio, alejado el comercio de aquellos alrededores, el café Suizo nuevo empezó a perder parroquianos, a quedarse antiguo, como todo, y en su ultima época puede afirmarse que estaba casi desierto.

Clepsidrario (1924) [3]

Con el Café Suizo, que ya fuera de su local primitivo del Cabildo Viejo ha durado hasta los primeros días de este mes de octubre, se ha acabado un capítulo de la historia del siglo XIX de Córdoba.
El Café Suizo albergó en la mitad del siglo pasado a todos los personajes y tertulias importantes de la ciudad, y conoció a los principales que
desfilaron por nuestra urbe.
Intelectuales, políticos y toreros, tuvieron en el Café Suizo de la calle Ambrosio de Morales su círculo de reunión. Allí se vivieron los momentos más azarosos de la política del XIX, y allí se comentaron ampliamente las triunfales carreras taurómacas de Lagartijo y el Guerrita. Toda la vida de la generación pasada.
Cuando el Suizo se trasladó al nuevo local de las Tendillas (las Tendillas, pese a quien pese), ya había perdido su vieja prestancia. Todavía se recuerdan sus buenos tiempos y los forasteros, sobre todo políticos y periodistas que volvían a Córdoba después de largas ausencias, recordaban al Suizo, y tornaban al nuevo solar a recoger el ambiente de una Córdoba ya pasada.
En el sitio nuevo ha revivido, no obstante, hasta su último día, que mereció toda clase de recuerdos, una peña de hombres dedicados a las nobles tareas culturales, y que constituía la clásica "mesa del Suizo".
Profesores, periodistas y cuantos intelectuales han llegado a Córdoba han tocado en la clásica mesa, donde encontraban la representación provinciana de su misma cuerda. Todavía se recuerdan anécdotas de Ortega Munilla, de varia laya, cuando le quemaron el periódico que estaba leyendo; de Pío Baroja y de otros muchos, que en la mesa del Suizo encontraban el rincón cultural y bohemio que en nuestra ciudad, como goza un buen periodista en la prensa local, viene a ser la representación del Ateneo.
La mesa del "Suizo", con la "Cimenea del Círculo", y con algún otro recoveco, han sido en estos primeros lustros del siglo que vivimos de los más importantes círculos políticos y sociales de Córdoba. Todo acontecimiento ha tenido allí su comentario diario, y muchos de los sentimientos rectores de la ciudad han nacido en ellos.
Bien merece este recuerdo ese aspecto de la vida cordobesa que en el espacio de unos días ya pertenece al pasado, y que con su pensamiento independiente y elevado algunas veces su pensar a quienes detentan la vida cordobesa de una manera pueblerina y torpe.

Referencias

  1. La voz : diario gráfico de información: Año V Número 1707 - 1924 octubre 10
  2. DE MONTIS, R.. Los cafés de Córdoba. Notas Cordobesas, Tomo III. Septiembre de 1917
  3. La voz : diario gráfico de información: Año V Número 1706 - 1924 octubre 9