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Rafael Castejón Martínez de Arizala

De Cordobapedia
Rafael Castejón Martínez de Arizala (generada con IA)

Rafael Castejón Martínez de Arizala (Córdoba, 23 de octubre de 1893 - Córdoba, 15 de junio de 1986) fue Doctor en Ciencias Veterinaria, historiador y arabista y médico cordobés. Profesor y decano de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, participó en política durante la Segunda República. Fue además director de la Real Academia de Córdoba entre los años 1957 y 1980 y Cronista de la ciudad de Córdoba.

Biografía

Hijo de Federico Castejón León, abogado y diputado a Cortes en 1890, nació en Córdoba el 23 de octubre de 1893. Hermano de Federico Castejón Martínez de Arizala, catedrático de Derecho en la Universidad de Sevilla.

En 1913 a la edad de veinte años, se licencia con premio extraordinario en la Escuela de Veterinaria de Córdoba. Veterinario militar por oposición en 1916, es nombrado profesor auxiliar en la citada Facultad, alcanzando en 1921 por oposición la cátedra de Enfermedades Infecciosas y Parasitarias. En 1926 se licencia en Medicina y Cirugía. Director de la Escuela de Veterinaria desde 1930.

Casado en 1921 con Isabel Calderón Uclés, propietaria originaria de Utrera y hermana del político Pascual Calderón Uclés, del matrimonio nacieron tres hijos: Rafael, Francisco y Rosario Castejón Calderón.

Trayectoria

Además de su labor docente, su relevancia en las ciencias veterinarias se debe a que fue un precursor de la investigación y química veterinaria, siendo un zootecnista de primera magnitud. Son de destacar en este sentido sus innovaciones sobre bacteriosis y virosis y sus aportaciones al uso de sueros y vacunas, especialmente tras la creación de un laboratorio privado, uno de los primeros en fabricar esos productos en España. Hizo aportaciones a la terminología con vocablos, ya incorporados, como "clostridiosis" -infección provocada por bacterias del género Clostrydium, las mismas que provocan el botulismo-.

Su actividad zootécnica la culmina estructurando el Departamento que más tarde sería el Instituto de Zootecnia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, fuente de investigadores e investigaciones del más alto nivel.

Colaborador y redactor de múltiples revistas científicas, como "Archivos de Zootecnia", participa y organiza múltiples congresos y reuniones científicas. No pocos de ellos se desarrollan en Córdoba, cuya Escuela (y después Facultad) de Veterinaria, es una de las más prestigiosas de Europa.

Entre sus obras destacan: El aloidismo en los recién nacidos, Conjunto étnico de los bovinos españoles, Ordenación zootécnica de la masa pecuaria española, El caballo español, etcétera.

Diputado provincial

Desde un punto de vista político en la década de los 20 y tal y como lo refleja Gómez Crespo:

En 1919 fue elegido don Rafael Castejón diputado provincial por el distrito de Montilla-Castro del Río, en calidad de regionalista andaluz. Con ese carácter perteneció a las juntas liberalistas, de las que fue miembro activo de ese movimiento, en el que defendió unas posiciones más conservadoras que Blas Infante, al que no ocultó sus discrepancias. Con el advenimiento de la dictadura de don Miguel Primo de Rivera, en septiembre de 1923, cesaron las intervenciones de los partidos políticos y entre ellos los regionalistas. Al intentar reanudarse la vuelta a la legalidad constitucional, el profesor Castejón se integró en los sectores constitucionalistas, y tras la caída de la monarquía en abril de 1931, acabó por integrarse en el partido republicano radical, acaudillado por don Alejandro Lerroux como jefe nacional, mientras a nivel provincial estas fuerzas políticas estaban dirigidas por don Eloy Vaquero. Don Rafael Castejón ha referido en diversas ocasiones que su incorporación a este partido fue motivada por un requerimiento que el entonces obispo de Córdoba, don Adolfo Pérez Muñoz, hizo a diferentes personas, entre las que se encontraba el propio don Rafael, don Antonio Gil Muñiz y otros, indicándoles que debían integrarse en algún partido que aceptara la legalidad republicana.[1]

Director General de Sanidad

Su actuación en política estuvo al lado de los republicanos de Alejandro Lerroux siendo el primer director de la Estación Pecuaria Regional Andalucía en 1932.

En marzo de 1934 hizo una excursión por tierras africanas, de la que regresó hacia el 3 de abril.[2]

En 1935 fue nombrado director general de Sanidad, cargo en el que estaría breve tiempo al caer el primer gobierno de Lerroux en la primera semana de mayo de 1935. Dimitió de su cargo el 15 de mayo de 1935, aunque en algunos periódicos se dijo por error que continuaba en el cargo.[3]

Formó parte en la candidatura de Alianza Republicana en las Elecciones Generales de 1936 en las que triunfo el Frente Popular (10 diputados). Llegó a ser el más votado de su lista con 7.286 votos, incluso por delante del cabeza de la misma Eloy Vaquero Cantillo, pero ninguno de ellos obtuvo escaño.

Guerra Civil. Encarcelamiento y deportación

En los acontecimientos del 18 de julio de 1936 fue detenido y encarcelado en el Alcázar de los Reyes Cristianos, así relataba este acontecimiento en una entrevista realizada por Francisco Moreno Gómez:

"Me llevaron al Alcázar. Yo esperé que me fusilaran algún de aquellos días. Ninguna autoridad me tomó declaración ni me acusó de nada, y acabaron deportándome a Pontevedra. El sector que a mí me persiguió, dicho sin ambages, fue el Arma de Caballería. Yo como veterinario, había defendido siempre que la cría caballar y yeguada no fueran militares, sino que dependieran del Ministerio de Agricultura como en otros países. Los militares de Caballería de Córdoba tenían una espina clavada contra mí."

Con la llegada del Dr.Fleming a Córdoba el 1948 departió conversación con el prestigioso descubridor de la penicilina. (Ver Cuando llegó el Dr. Fleming a Córdoba).

En el año 1954, cuando fue autorizado a venir a Córdoba el catedrático exiliado Antonio Jaén Morente, pidió entrevistarse con su antiguo amigo Rafael Castejón sirviendo éste como guía por la ya cambiada Córdoba que don Antonio había dejado en el año 1936.

Destacó también por su labor en la investigación arqueológica, histórica y artística. Arabista y filósofo del evolucionismo, publicó libros como Biología de la Humanidad o Evolución Biológica del Hombre, ingresando en la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba en 1917, llegando a ser su director en 1959 y dándole un halo de entidad cultural y artística propio, y más moderno. Falleció en Córdoba el 15 de junio de 1986.

Testimonios

Rafael Castejón Martínez de Arizala es mencionado por Manuel Medina González en su libro Coplas al aire de Córdoba.

  • Don Rafael Castejón Martínez de Arizala, doctor en Ciencias Veterinaria, historiador y arabista, hombre de cultura clásica y de ideas liberales, estuvo siempre entregado a la enseñanza de su profesión científica y exaltar cuanto de bueno y grande dejaron los árabes (los Omeyas, especialmente) en Córdoba y Andalucía.
Don Rafael Castejón
tiene temple de califa
y almenado corazón.


Del Islam tiene la idea
y del árabe la voz,
y capea a la Media Luna
como el mejor lidiador.


Por científico del toro
sabe del instinto fiero,
y por el caballo moro
se siente un buen caballero.

Académico y director de la Real Academia de Córdoba

Entre los años 1957 y 1980 fue director de la Real Academia de Córdoba. Sustituyó en el cargo a Manuel Enríquez Barrios y a la edad de 87 años dejó el cargo para ser relevado por Juan Gómez Crespo.


Entrevista de Francisco Moreno Gómez (1983)[4]

A mí me detuvieron a poco de estallar el golpe de 1936. Me llevaron a la cárcel, al Alcázar Viejo… Yo esperé que me fusilaran en aquellos primeros días. Ninguna autoridad me tomó declaración ni me acusó directamente de nada, nada… Eusebio Cañas, del Puerto de Santa María, ocupaba un alto cargo en la cárcel. Estaba muy agradecido desde años atrás a la familia Castejón, como mi hermano Federico, porque, viniendo de una zona húmeda, le ayudamos a establecerse en Cerro Muriano, para curarse de la tuberculosis.

Al llegar yo a la cárcel, Eusebio Cañas salió a la puerta y me dijo: “Yo soy aquel Eusebio Cañas, a quien ustedes me llevaron al Muriano… Le instalaremos a una celda aparte, para que no esté usted en medio de la baraúnda de presos que hay abajo”…

A mí me encerraron en una celda y no conviví con los demás presos. Pero había una ventanita y me asomaba al patio, y lo único que notaba era que los inquilinos del patio tenían cada día un color diferente. Un día se veían atuendos de azulillo o de blanco: eran albañiles. El día o noche anterior la redada había sido de albañiles o pintores. Los liquidaban a la noche siguiente. A la mañana siguiente tenían otro color; los liquidaban. Otro día, los detenidos eran de traje (escribientes o empleados), y los liquidaban aquella noche. Así, el patio cambiaba de color cada día.

El sector que a mí me persiguió, principalmente, dicho sin ambages, era el arma de Caballería. Yo como veterinario había defendido siempre, como pasa en otros países, que la cría caballar no fuera militar, sino como un sector de la vida rural y de la ganadería. En muchos países este tema lo lleva el Ministerio de Agricultura, y eso pedíamos aquí. Y por eso los militares de Caballería, los que vivían en Córdoba, tenían una espina clavada, con aquello de que don Manuel Azaña les hubiera quitado la cría caballar. Y cuando llegó esta hora, pues de ahí vino la venganza contra mí.

Me deportaron seis meses a Galicia, a Pontevedra. El mismo día fuimos deportados: yo (que había llevado la yeguada nacional de Moratalla), don Gumersindo Aparicio (profesor de la Escuela Veterinaria, que también había llevado un sector de caballos aquí en la Estación Pecuaria) y un pobre hombre, grandón, don Miguel Arroyo (que había llevado el Depósito de Sementales), y nos llevaron.

Cuando llegué a Pontevedra, hube de presentarme al gobernador civil de allí, que era militar de Infantería. Y me dice: “-Usted era director de la Escuela Veterinaria de Córdoba, y ¿por qué ha sido usted deportado?” –“No lo sé. Yo pertenecía al Partido Radical, que no está en la lista de partidos perseguidos…” –“Usted va a estar aquí el tiempo que digan desde Córdoba, y ojo con quién se reúne usted, porque ya sabe que aquí se pasa al otro mundo con mucha facilidad”. Efectivamente, en Pontevedra, cuando yo llegué, se mataba lo mismo que en Córdoba.

Cuando llegó a Córdoba Valera Valverde como nuevo gobernador, me reclamó. Volví y me presenté a él: “Pase usted, señor Castejón. Siento lo que le ha pasado. Yo le voy a devolver a usted todos sus cargos y se le devolverá el dinero”. Me habían puesto una multa, creo que de 20.000 pesetas. Valera Valverde, al que tanto cita usted en su libro, venía de gobernador civil en Cádiz, nombrado al estallar la guerra, y en Cádiz hizo una “razzia”, siguiendo las órdenes de arriba.

FMG: Don Rafael, ¿Y cómo fue que se desató en Córdoba una matanza tan descomunal?

Aquí se fusilaba “a Dios padre”. Aquí en Córdoba, si veían a alguna mujer por la calle, suponían que le habían fusilado al padre, al hijo o al marido, y la fusilaban inmediatamente. Si entraban en una casa y preguntaban a alguna mujer por Fulano, y les contestaba que no; si lo encontraban, entonces lo fusilaban a él y a la mujer.

Doloroso fue el caso del Dr. Sadí de Buen Lozano, el mejor epidemiólogo (de la malaria) que había en España. El conflicto le pilló en Córdoba, en el Hotel de España y Francia. Yo tenía con Sadí una gran amistad, de cuando yo fui Director General de Sanidad. Y teníamos ayuda internacional, por ejemplo de los EE.UU., que nos mandaban quinina, para tratar la malaria. Se quedó metido en el Hotel en Córdoba, pero lo descubrieron y lo mataron. Aquí en Córdoba el representante del paludismo era el Dr. José Peralbo Molinero, más bien de derechas, también del Partido Radical. Sadí lo llamó, y el Dr. Peralbo no lo amparó. Sadí tenía una señorita de ayudante y, cuando se enteró del fusilamiento, fue al cementerio y, entre lágrimas, lo adecentó y le limpió la sangre. Y a los pocos días la fusilaron a ella también.

FMG: Gran parte de la matanza ocurrió en la Electro Mecánica, de Córdoba.

Yo conocía a don Benito Arana, el director, y a su familia, y empezaron a “sacarle” obreros… Primero le pidieron listas de los más peligrosos. Él no la quiso dar. Era suficiente con los que la policía le “sacaba” todos los días, por denuncias de aquí y de allá. Y fue a hablar con “Don Bruno”: “Si me sigue usted quitando obreros, no podré cumplir con las obligaciones de la guerra” (Porque la fábrica se había militarizado en la producción de municiones). Los obreros estaban ya aleccionados, y cuando veían acercarse la caravana de la policía, lanzaban la consigna: “¡Ya vienen!” Y se descolgaban al otro lado de las tapia y se escondían en el campo.

(Nota: El texto original continúa con Castejón hablando sobre el terror de "Don Bruno", el papel de algunos curas en las denuncias, la masonería y la caída de Bruno Ibáñez, que se transcriben a continuación manteniendo la estructura temática implícita)

Sobre el terror de "Don Bruno" y las denuncias

[...] “Don Bruno”, el cual quería nombres, pedía listas por todos lados para fusilar. Una lista de “personas malvadas” la mandó el cura de San Francisco, cree que don Carlos (el que organizaba las carrozas de los Reyes Magos), lista encabezada por Pablo Troyano y un abogado que vivía enfrente, Álvaro García Pérsico. Otro cura que mandó lista fue el párroco de la Compañía, que luego fue canónigo, Torres Molina. Por su culpa murieron aquellas personas. Y destaca la labor delatora del cura don Ildefonso Hidalgo, persona de mala vida, de amoríos y cosas así. Se convirtió en la mano derecha de “Don Bruno” y en su capellán. Era coadjutor de San Andrés, y se hartó de denunciar a gente de su barrio, sobre todo a los que reñían con su querida.

Sobre la Masonería en Córdoba

[...] Habla Castejón también de la persecución de la Masonería en Córdoba, en la que él mismo figura en 1917, en la logia Turdetania, de la que Eloy Vaquero era el “Venerable Maestro”. Pero Castejón se desmarca de esto, resaltando que era Vaquero el que organizaba estas cosas, y él apenas asistía a las reuniones, porque le parecían ridículas. Añade que a la Masonería de Córdoba “le salió un grano, que fue García Hidalgo”, el cual organizó otra Masonería de distinta obediencia, en una línea de izquierdas, y “ponían a Vaquero como un trapo”. Y me confiesa en tono intimista: “Ante la nueva proliferación de jóvenes y mujeres republicanos, me dice: ‘Mira, Rafael, a esta gente hay que darles de lado. Nosotros tenemos que actuar como los viejos caciques monárquicos”.

En 1936 quemaron la logia masónica de Córdoba, que estaba encima de la ebanistería de Bernardo Garrido de los Reyes, cuyo archivo dirigía Manuel Roldán Arquero, que lo fusilaron. La Masonería se montó contra los jesuitas, por su enorme poderío en España y América. Y contra los caciques monárquicos, contra Sánchez Guerra y su cuñado Antonio Barroso. Yo no estaba entonces en el Partido Radical, sino me hallaba organizando el regionalismo de Blas Infante aquí en Córdoba.

FMG: ¿Cómo fue la caída en desgracia y salida del teniente coronel Bruno Ibáñez Gálvez?

Le voy a contar a usted otra anécdota, la del general Miguel Fresneda Mengíbar. Este general, ya retirado, era gerente de la Casa Carbonell (Estaba casado con una señora de esta Casa). Y “Don Bruno”, en su locura de detenciones, multas y asesinatos, le puso una multa de 20.000 duros. Fresneda cambiaba impresiones casi a diario con uno de los Cruz Conde, creo que Juan Cruz Conde. En los Cruz Conde había de todo: asesinos y buenas personas. Creo que el mayor de ellos era ingeniero geógrafo militar. Y el general Fresneda lo llamó por teléfono: “Me ha puesto esta multa, y esto no se puede consentir. Tenemos que ir a ver a Franco”. Porque Franco, al llegar de joven a África, estuvo a las órdenes de Fresneda. Y fueron a ver a Franco. Éste, en un principio, aparentó indignarse, cuando le contaron cómo se mataba, se fusilaba y se robaba en Córdoba (Si bien en España no se hacía nada sin el visto bueno de Franco, porque él, cada noche, llamaba a tres o cuatro capitales: “-¿Cuántos van? –“Pues tres mil, cuatro mil…”. Los que fueran, -“Aténganse a las órdenes recibidas”). Y llegó la hora de detener y llevarse a “Don Bruno” de Córdoba, al que arrestaron en el cuarto de banderas del Cuartel de Artillería. En Córdoba cundió el pánico. ¡”Don Bruno” detenido! Todos los pelotilleros de Córdoba quedaron en shok. Pero Franco lo único que hizo fue trasladarlo a Santander, o a Vigo, o a Logroño, donde siguió haciendo de las suyas. Cómo fue la muerte de “Don Bruno” me lo contó su ayudante Eady Cazorla. Él estaba esperando su ascenso a general, y frecuentaba Barcelona, el Hotel Barcelona. Cuando un día de 1947 se enteró de que el Consejo de Ministros no lo había ascendido, del berrinche se quedó muerto en el patio del Hotel (teóricamente, “hemiplejía”).

FMG: Estará usted cansado, con el calor que hace esta mañana.

Bueno, quiero decirle como final lo siguiente: Cuando yo le he leído a usted sobre la matanza de Córdoba, dos mil y pico… He de decirle que en la etapa de Eduardo Quero (Los primeros veinte días), fusilaron a unas 1.500 personas. Quero tuvo siempre una ambición: ser gobernador civil con el P. Radical. En los primeros días le mataron a un hijo en Málaga, y se convirtió en una fiera asesina. Durante el Comandante Zurdo (mes y medio) se fusiló a unos 2.500. Así como Quero era antes una buena persona, y los acontecimientos lo transformaron, el Comandante Zurdo era mala persona, vicioso y borrachín, tanto que sus propios adeptos decían: “No puede ser jefe de orden público uno que está siempre en la taberna de San Miguel”. Y “Don Bruno” mató a 3 ó 4 mil, aproximadamente (A partir del 22 de septiembre). Fue el que más terror sembró en Córdoba, tanto que llegó una nota de las democracias occidentales al Cuartel General de Franco con tonos amenazantes, si en España se seguía matando de aquella manera. Por esto, principalmente, a partir de 1937 se fueron implantando los tribunales militares, que sólo condenaban, como decía el vulgo, a la “única pena”.



Predecesor
Manuel Enríquez Barrios

Real Academia de Córdoba
1957-1980

Sucesor
Juan Gómez Crespo


Referencias

  1. GÓMEZ CRESPO, J.. Aproximación a la obra científica y literaria de Rafael Castejón. Boletín de la Real Academia de Córdoba. Número 106. 1984
  2. Notas de sociedad, en el Diario de Córdoba, 4 de abril de 1934, pág. 2.
  3. La Dirección General de Sanidad, en el diario La Voz, 17 de mayo de 1935, pág. 8.
  4. ENTREVISTA INÉDITA CON D. RAFAEL CASTEJÓN T MARTÍNEZ DE ARIZALA, EN 1983