En la provincia de Córdoba, al igual que en el resto de España, tuvieron lugar durante el siglo XIX los grandes procesos de desamortización, destacando especialmente las medidas impulsadas por Mendizábal y las llevadas a cabo por Madoz a nivel municipal.
Estas reformas liberaron amplias propiedades de la Iglesia y de los ayuntamientos, propiciando el surgimiento de una nueva clase de terratenientes en Córdoba. A través de sus adquisiciones, ricos burgueses y miembros de la nobleza lograron controlar extensas heredades y fincas en la provincia, según reflejan los registros de compraventa de la primera mitad del siglo XIX.
Entre 1845 y 1895, los principales propietarios que concentraron las mayores superficies fueron los siguientes:
- Marqueses de la Guardia: 12 530 ha
- Duque de Alba: 7 594 ha
- Fernando Cabrera Altolaguirre: 7 521 ha
- Anselmo Gutiérrez de Ravé: 6 542 ha
- Fernando Montijano Sánchez: 5 200 ha
- Carlos Martínez-Sagrera: 4 598 ha
- Julián Sánchez-Arévalo: 4 250 ha
- Francisco Fraga y Muñoz de Baena: 3 844 ha
- Federico Fernández de Córdoba y de Gregorio: 3 589 ha
- Juan Miguel Díez de Rivera y Pérez de Guzmán el Bueno: 3 560 ha
- Francisco Balmaseda Donoso: 2 456 ha