A continuación se transcribe un fragmento de Notas Cordobesas de Ricardo de Montis Romero sobre Don Agustín Moreno:[1]
- Una de las figuras cordobesas más notables del siglo XIX fue el sabio y virtuoso sacerdote don Agustín Moreno Ramírez; no hemos de dejar, por tanto, de dedicarle algunas notas en este libro.
- Apesar [sic] de que, hasta sus más íntimos amigos como don Francisco de Borja Pavón le creían natural de la villa de Montemayor, donde se criara, nació en Córdoba el 20 de mayo de 1810.
- Un tío suyo, fray Antonio López, último prior del convento de religiosos agustinos de esta capital, lo trajo á dicha residencia apenas tuvo edad para dedicarse al estudio y aquí tomó el hábito de expresada orden y cursó Filosofía y Teología, al mismo tiempo que aprendía la música y se adiestraba en tocar el órgano, bajo la dirección del maestro de capilla de la Santa Iglesia Catedral don Jaime Balius.
- La exclaustración obligóle á abandonar el monasterio cuando se proponía ampliar sus estudios y volvió á Montemayor, pueblo en que habitaba la mayor parte de su familia, yendo después á Gibraltar, donde ejerció, durante algún tiempo, el sagrado ministerio del sacerdocio.
- Regresó á Córdoba y el Obispo señor Tarancón nombróle cura regente de la parroquia de Santa María Magdalena, cargo que desempeñó durante ocho años.
- Por último, al fundarse en el 1864, por iniciativa de don José Ramón de Hoces, Duque de Hornachuelos, el Asilo de Madre de Dios y San Rafael, fué elegido director de aquel establecimiento benéfico, destino en el cual le sorprendió la muerte el 28 de noviembre de 1883.
- Tales son, en resumen, los datos biográficos de don Agustín Moreno Ramírez.
- Hablemos ahora de sus dotes y virtudes extraordinarias.
- Discípulo predilecto de aquel varón insigne, también cordobés, que se llamó el Padre Muñoz Capilla, asimilóse toda su doctrina y su buen ejemplo, lo que, como él mismo afirmaba, fué uno de los favores más señalados que le hizo Dios.
- Su clara inteligencia y su afición á la lectura proporcionáronle profundos conocimientos teológicos y literarios.
- Dominaba de igual modo la palabra que la pluma y si sus sermones eran elocuentes y estaban llenos de profunda doctrina y de unción evangélica, de sus escrito desprendíase el perfume de bondad, de sencillez, que avalora las obras de los grandes místicos.
- Quince de sus sermones nos ha legado en un tomo; todos pueden servir de modelos de oraciones sagradas y especialmente uno dedicado á la Ascención del Señor, verdaderamente notable.
- También publicó una historia interesantísima de Jesucristo titulada La Concordia Evangélica y varios folletos con novenas y oportunísimas consideraciones sobre puntos religiosos.
- En la Revista Agustiniana que se editaba en Valladolid colaboró frecuentemente dando á conocer en ella curiosos detalles de la vida del Padre Muñoz Capilla, que no estaban consignados en sus biografías.
- Además conservó muchos escritos inéditos del citado religioso que, gracias á don Agustín Moreno, vieron la luz pública, en algunos de los cuales se tributan merecidos elogios al inolvidable Director del Asilo de Mendicidad.
- Pero donde á nuestro juicio sobresalía más como escritor era en el género epistolar; las cartas que dirigía á sus parientes, á sus compañeros, á sus amigos eran tan espontáneas, revelaban de tal modo el corazón de su auto- [sic] y su acendrada fé y tenían una forma tan sencilla y pulcra al mismo tiempo que la lectura de esos documentos íntimos conforta el espíritu y produce una satisfacción inefable.
- Hasta nuestras manos han llegado copias de algunas epístolas dirigidas á la Madre Pastora, del convento de Capuchinas de esta capital, que parecen inspiradas por la mística Doctora ó por San Juan de la Cruz.
- Pero con ser excepcional la inteligencia de don Agustín Moreno se le sobreponían sus dotes morales y sobre todo su caridad.
- Hombre de carácter afable y expansivo, en su trato sencillo y cariñoso no había la menor afectación.
- Su palabra era fiel expresión de sus sentimientos y la mentira nunca manchó sus labios.
- Odiaba las murmuraciones y jamás consentía que persona alguna, ante él, pronunciara frases delatoras de tal vicio.
- Rendía culto á la Justicia y nadie, ni grandes ni pequeños, hubieran conseguido de este modelo de sacerdotes cosa que no fuera lícita y razonable.
- Vivía modestamente, sin la menor ostentación de lujo en su casa, en su mesa ni en sus vestidos.
- Padre de los pobres llamábanle muy acertadamente porque con solicitud paternal les atendía y siempre hallábase dispuesto á socorrer al menesteroso.
- Heredó un mediano capital de su tía doña Rafaela López, hermana del Prior del convento de San Agustín, de Córdoba, y casi todo lo repartió entre los necesitados de Montemayor que en sus apuros recurrían á la caridad inagotable del padre Agustín Moreno.
- A su sobrino, de nombre y apellidos análogos á los suyos, le decía con frecuencia: "no esperes de mí heredar bienes, pues te llevarás un solemne chasco; solo he de dejarte heredero de las doctrinas que siempre he enseñado y de las máximas que he predicado".
- Cuando desempeñaba el cargo de cura ecónomo de la parroquia de Santa María Magdalena, como le reprochara su madre, un año en que hubo cólera, que dejase la comida para ir á visitar á los enfermos, le contestó: "es mi obligación y así tengo que cumplirla".
- Predicaba frecuentemente en la iglesia de los Dolores y no sólo negábase á recibir emolumento alguno, sino que socorría á los innumerables mendigos que acostumbran á situarse en la puerta de aquel templo.
- Como una persona de clase humilde acudiese á él para encargarle una Misa negábase á cobrarla, diciendo: "quedese con el dinero que lo necesita más que yo, y si no le hace falta destínelo á limosnas".
- Pero donde más revelo su caridad inagotable fué en el Asilo de Madre de Dios y San Rafael.
- Al aceptar el cargo de Director del citado establecimiento impuso la condición de que las dos mil pesetas que se le asignaban de sueldo quedaran á beneficio de dicha casa.
- Y, además, parte de su peculio destinábalo á las atenciones y mejoras del Asilo.
- Profesaba á los acogidos un afecto verdaderamente paternal.
- Consolábales en sus aflicciones, les inculcaba con el ejemplo hábitos y costumbres sanos y morales, avivaba en sus corazones la llama de la fé y conseguía de este modo hacer, no llevadera sino hasta agradable, la vida de los desheredados de la fortuna que acaban su triste odisea por el mundo en un asilo ó en un hospital.
- Cuando un anciano sentíase enfermo, don Agustín Moreno acudía á prestarle toda clase de auxilios y si la dolencia se agravaba poniendo en peligro la vida del pobre viejo, veíasele junto al lecho del moribundo, abatido y triste, como quien presencia la agonía de un hijo.
- Las memorias anuales que presentaba al Ayuntamiento, dándole cuenta detallada del estado del Asilo, son un modelo y una prueba elocuente de la pulquérrima administración del celoso fraile agustino.
- Con indescriptible complacencia escribía en la primera de las citadas memorias: "¡Cuánto gustaba en los días del crudo invierno ver á los pobres labrando esparto en las galerías altas de esta casa, entre cristales, é hilando ó haciendo media junto á un braserito á las pobrecillas que antes veíamos ociosas y pasadas de frío, por esas calles ó en las puertas de las Iglesias".
- He aquí un detalle que demuestra la rectitud de don Agustín Moreno.
- Algunas veces venia, para verle, el sobrino suyo á quien antes hemos aludido.
- En una ocasión permaneció un mes ó más al lado de su tío, y este, en las cuentas del Asilo, consignó la siguiente partida: "Por la estancia á mi lado de mi sobrino Agustín tantos reales, á razón de cinco diarios".
- Tales cuentas jamás eran examinadas en el Municipio pero un día, por mera curiosidad, las repasó el síndico y al ver la partida antedicha, preguntó al alcalde, don Bartolomé Belmonte, cómo permitía que el Director del Asilo de Mendicidad abonase la comida de un individuo de su familia que le acompañaba.
- El Alcalde, que ignoraba este hecho, envió un oficio á don Agustín Moreno rogándole que no se repitiera lo ocurrido.
- En Septiembre de 1883 el dignísimo sacerdote sintióse enfermo; á poco la debilidad suma que le postraba obligóle á no abandonar el lecho y con el espíritu sereno y la conciencia tranquila se preparó para el trance de la muerte.
- Y al llegar á este punto de nuestras Notas no hemos de resistir al deseo de copiar los dos últimos documentos del venerable agustino; son dos oficios dirigidos al Alcalde.
- El primero dice así:
- "Cada día siento más la debilidad en que me hallo y la imposibilidad de atender á la administración espiritual y temporal de esta casa. Y aunque siempre he tenido y tengo ahora para ambas atenciones poderosísimos auxiliares en los oficiales y buenas almas que me rodean, todavía creí conveniente rogar al señor Rector de Santiago don Mariano Amaya, tomase la inspección de estos asuntos y ocupase en ellos mi lugar. Opuso algunas dificultades, pero excitado por persona competente, accedió á ello, habiendo examinado el mecanismo con que se llevan las cuentas.
- Quizá esta determinación sea en manos de la Providencia Divina un medio para que continúe con mejoramiento el bien que han disfrutado los pobres y se prolongue la paz que ha reinado entre los diversos Municipios y mi humilde persona en los veinte años que va á hacer se abrió esta casa de misericordia.
- Por los innumerables favores que he recibido doy al Municipio y al pueblo cordobés las debidas gracias en este día en que me preparo para recibir el Santo Viático y poder dar felizmente el gran paso del tiempo á la Eternidad.
- Dios guarde á V. S. muchos años. C6rd6ba 17 de noviembre de 1883. - Agustín Moreno".
- He aquí los términos en que está concebido el segundo:
- "Las graves molestias que he sufrido esta mañana son indicios ciertos de que se acerca el termino de mi vida temporal. He oído que el Excmo. Ayuntamiento de su digna presidencia disponía honrar mi humilde persona con algunos honores fúnebres que de modo alguno corresponden al que por su nacimiento, por su profesión religiosa y por sus demás circunstancias no es más que un pobre hijo de pobres. A esto se agrega la circunstancia de que aún no ha llovido y los pobres y el pueblo todo estimarán en más se convierta en socorro de sus necesidades lo que V. E. con recto fin quisiera destinar á estimular á otros á que siguieran el pequeño buen ejemplo que pueda yo haber dado, no por mis sentimientos, no por mis fuerzas naturales, sino por la gracia y misericordia de aquel Señor que elige para bien de sus hijos á aquello que de suyo es más despreciable.
- Suplico por última gracia á V. E. y al Excmo. Ayuntamiento acojan este mi deseo y rueguen al Dios de las misericordias me perdone y nos reuna en la patria celestial.
- Dios guarde á V. E. muchos años. Córdoba 25 de noviembre de 1883. - Agustín Moreno".
- ¡Qué hermosas son estas cartas y qué gratas [sic] impresión produce su lectura!
- El 17 de noviembre de 1883 el párroco de la iglesia de Santiago don Mariano Amaya administró á don Agustín Moreno el Santo Viático que fué acompañado desde la iglesia citada hasta el Asilo por la Corporación municipal é innumerables personas de todas las clases sociales que acudieron á rendir este tributo al sabio y virtuoso agustino.
- El acto de la entrada de Su Divina Majestad en el citado establecimiento de beneficencia resultó grandioso y conmovedor. Los acogidos recibiéronla arrodillados, con tristeza profunda, vertiendo el llanto hermoso que producen el cariño y la gratitud.
- El día 28 del citado mes, á las ocho y media de la mañana, don Agustín Moreno Ramírez dejó de existir, á consecuencia de un síncope, según la certificación del médico don José María Rodríguez, con la tranquilidad del justo, rodeado de sus parientes, deudos y amigos.
- La noticia del fallecimiento del Director del Asilo produjo una impresión dolorosísima en nuestra ciudad, sobre todo entre las clases humildes.
- El día siguiente al de la defunción, á las tres y media de la tarde, se celebraron en la iglesia parroquial de Santiago los funerales del ilustre sacerdote, costeados por el Municipio, el cual, acatando las últimas disposiciones del finado, no pudo desplegar en ellos toda la pompa que se propusiera.
- La manifestación de duelo fué imponente; formaban el cortejo más de cuatro mil personas de todos los órdenes, categorías, condiciones ó ideas.
- Desde el templo mencionado, aquella multitud heterogénea, á la que dominaba un solo sentimiento, el del dolor, acompañó al cadáver hasta el Cementerio de San Rafael, donde recibió sepultura.
- El conocido republicano don Francisco de Leiva y Muñoz pronunció ante los inanimados restos una oración fúnebre en la que calificó al inolvidable sacerdote de nuevo Santo Tomás de Villanueva.
- Un testimonio elocuente de la acendrada fé, la rectitud y la caridad de don Agustín Moreno y Ramírez es su testamento otorgado ante el notario don Rafael García del Castillo el 24 de diciembre de 1873, en el cual dice "que más bien debe considerarse como declaración de deudas que como testamento".
- Lleno de verdadera unción evangélica está el preámbulo, en el que hace fervientes protestas de sus acendrados sentimientos religiosos y las cláusulas demuestran la generosidad de aquel corazón grande y noble en el que jamás arraigaron las pasiones mezquinas.
- Heredero universal de su tía doña Ana María Moreno, declara en el documento á que nos referimos que nada ha dispuesto de tal herencia y, por tanto, pasará íntegra á las personas designadas por la testadora para el caso de que él no dispusiera de los bienes.
- Hombre amante del estudio, tenia en más estimación sus libros y papeles que sus modestos ahorros y así, antes de disponer de estos, encarga que aquellos "no se vendan á las tiendas ó especerías, sino que se cuide pasen á personas que los hayan de usar".
- En último término, hace una distribución admirable de su humilde hacienda.
- Ordena que se provea á la asistencia y cuido de la señora doña Rafaela López y Zafra que vive en su compañía desde que en Montemayor asesinaron á su hermano é hirieron gravemente á ella, con recomendación expresa á los herederos de que contribuyan á prolongar los días y á disminuir cuanto sea posible las molestias de dicha anciana señora; manda, por considerarlo justo y una obra de piedad, que se dé una decente recompensa á tres mujeres que le prestaron excelentes servicios, una asistiéndole y las otras dos auxiliándole en los trabajos de la dirección del Asilo de Mendicidad y, finalmente, instituye heredero del remanente que quedara á su primo don José María Moreno y Alférez.
- Hemos hecho este extracto de las disposiciones testamentarias de don Agustín Moreno porque constituye la mejor apología del inolvidable presbítero.
- El Ayuntamiento de Córdoba, además de costear los funerales del primer Director del Asilo y de concederle sepultura, en la sesión celebrada el 1 de marzo de 1886 acordó, á propuesta del primer teniente de Alcalde don Pedro Rey, colocar una lápida conmemorativa en lugar preferente del citado establecimiento benéfico; sustituir el nombre de la Calle del Sol por el de Agustín Moreno, y construir un mausoleo en el lugar donde se hallan los restos del virtuoso sacerdote.
- El mausoleo quedó terminado en el año 1889; por cierto que en su inscripción hay un error, acerca del cual llamamos la atención del Municipio para que lo subsane, á fin de evitar confusiones en la historia cordobesa; dice que el señor Moreno murió el 28 de noviembre de 1884, debiendo decir el 28 de noviembre de 1883.
- Tal fué el religioso agustino y presbitero don Agustín Moreno y Ramírez: si abundaran los hombres como él se- ducirían [sic] extraordinariamente los males que aquejan á la sociedad.
Referencias
- ↑ Texto extraído de Notas Cordobesas de Ricardo de Montis Romero.