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(Redirigido desde «Empresa de Aguas de Córdoba»)

La Empresa de Aguas Potables de Córdoba fue una compañía privada constituida en Córdoba en el año 1890 con el objetivo de modernizar y asegurar el suministro de agua potable a la ciudad, que sufría de escasez, especialmente durante los meses de verano[1].

Contexto Histórico

A finales del Siglo XIX, el abastecimiento de agua en Córdoba presentaba graves deficiencias. La ciudad, con una población estimada de 60.000 habitantes, dependía de fuentes municipales y de veneros explotados por la Sociedad de partícipes de las aguas del Cabildo. Esta última era una entidad privada cuyos derechos de agua se dividían en participaciones o "pajas de agua" (consideraban un total de 110 y 3/8 pajas), propiedad de 173 socios. Este sistema presentaba varios problemas[1]:

  • Insuficiencia: El caudal total se consideraba insuficiente para las necesidades de la población.
  • Variabilidad: El sistema estaba sujeto a "creces y menguas", sufriendo importantes reducciones de caudal durante los estiajes, lo que obligaba a reducir las horas de suministro a los partícipes (a veces a 4 u 8 horas en lugar de las 24 teóricas).
  • Ineficiencia: El sistema de reparto por participaciones fijas ("pajas") no se adaptaba al consumo real y generaba pérdidas y derrames, sin poder garantizar un número mínimo de litros por habitante.
  • Coste para partícipes: Los socios debían abonar los gastos de mantenimiento impuestos por la Sociedad, que en ocasiones superaban el coste del consumo real que tendrían con un sistema de contador.

El Ayuntamiento de Córdoba carecía de los fondos necesarios para acometer un proyecto de abastecimiento moderno y suficiente[1].

Fundación y Concesión

Ante esta situación, un grupo de promotores, entre los que figuraban Enrique Hernández y Antonio Cañero, propusieron la creación de una nueva empresa. El 23 de noviembre de 1888 presentaron una instancia al Ayuntamiento solicitando permiso para la canalización y abastecimiento mediante contador o Aforo[1].

La empresa se basaba en la explotación de dos veneros considerados "potentes" (estimados en 400 pajas de agua), uno situado dentro del casco urbano, en el Campo de la Merced y su ensanche, y otro a unos 600 metros, en la propiedad conocida como la Huerta Nueva (junto al paso a nivel del ferrocarril y la carretera de los Arenales)[1].

El Ayuntamiento, tras verificar la potabilidad de las aguas mediante análisis del Doctor Manuel Marín Higuera (Subdelegado de Farmacia y Teniente de Alcalde)[1], otorgó la concesión a la empresa. Dicha concesión, ratificada por el Gobierno Civil tras desestimar la impugnación de otro pretendiente, se concedió a perpetuidad y sin merma de los derechos de propiedad de la empresa sobre sus bienes. Incluía[1]:

  • La obligación de dotar a perpetuidad dos fuentes públicas con una paja de agua cada una.
  • La instalación de bocas de riego (hidrantes) cada 100 metros en toda la red para casos de incendio, cuyo caudal sería gratuito hasta la extinción del siniestro.
  • La constitución de un depósito de 2.000 pesetas para cubrir posibles daños en el pavimento por las obras.

Aunque la empresa esperaba poder concertar en el futuro servicios de riego de calles, paseos y jardines y la dotación de las fuentes públicas municipales, en el momento de la memoria (septiembre 1890) no se había concretado ninguna subvención municipal[1].

Las obras de canalización comenzaron a principios de junio de 1890, y el suministro a domicilio se inició con regularidad a principios de julio de ese mismo año. La escritura fundacional y los estatutos de la empresa se otorgaron el 11 de septiembre de 1890 ante el notario José Sánchez Guerra, con un capital social de 1.000.000 de pesetas, dividido en 4.000 acciones de 250 pesetas[1].

Sistema e Infraestructura

La empresa adoptó un sistema moderno de suministro basado en la medición del consumo por contador (metros cúbicos) o Aforo (litros por tiempo), buscando eliminar las pérdidas y la rigidez del sistema de "pajas". Su objetivo era poder dotar a cada habitante de un mínimo de 20 litros diarios, aunque estimaban que sus veneros permitirían un suministro de más de 33 litros diarios por habitante[1].

La infraestructura proyectada y en parte ejecutada en 1890 incluía[1]:

  • Máquinas de vapor y bombas para la extracción del agua.
  • Dos depósitos de 300 toneladas de capacidad cada uno (uno en la Huerta Nueva y otro en el Campo de la Merced), situados a 15 metros de elevación sobre el pavimento.
  • Una extensa red de tuberías de hierro fundido de diferentes diámetros (desde 20 cm hasta 3 cm).
  • Tuberías de plomo para acometidas y bocas de riego.
  • Llaves de corte, llaves de paso y piezas especiales.
  • 200 bocas de riego para incendios con tapas de hierro fundido.
  • Instalaciones para dos fuentes públicas.
  • Taller y almacén de repuestos.
  • Oficinas.

Aspectos Económicos (1890)

La Memoria de 1890 presentaba las siguientes cifras[1]:

  • Ingresos anuales proyectados: 328.500 pesetas (basado en 1.200 m³ diarios a 0,75 ptas/m³).
  • Gastos anuales proyectados: 30.930 pesetas (incluyendo personal directivo, técnico y obrero, contribuciones, material, mantenimiento, carbón, etc.).
  • Beneficio neto anual proyectado: 297.570 pesetas.
  • Dividendo proyectado: 29,75% sobre el capital social.
  • Presupuesto inicial de instalación: 375.000 pesetas (incluyendo maquinaria, depósitos, adquisición de terrenos, red de tuberías, bocas de riego, fuentes, oficinas, etc.).

Relevancia

La Empresa de Aguas Potables de Córdoba representó una importante iniciativa privada a finales del siglo XIX para solucionar el crónico problema de abastecimiento de agua de la ciudad, introduciendo conceptos modernos de gestión y distribución frente a los sistemas tradicionales basados en participaciones. Su Memoria de 1890 ofrece una valiosa instantánea de las necesidades hídricas, la tecnología disponible y los aspectos económicos de la gestión del agua en la Córdoba de la época.

La Empresa de Aguas Potables de Córdoba fue una empresa privada que gestionó el servicio de suministro de agua a los particulares y empresas de Córdoba desde su creación hasta 1938, momento en que se munipalizó como Emacsa.

Historia

Creada hacia 1905 como sociedad anónima, tenía su sede en plaza de Colón, sin núm. de Córdoba. En sus primeros años, entre 1905 y 1913 fue dirigida por Antonio Ortega Benítez. Más adelante se convertirá en Empresa de Aguas Potables de Córdoba, dirigida en 1918 por Rafael Eraso Betelú.


En julio de 1918 era director gerente el ingeniero Rafael Eraso Betelú y la sociedad repartió 3 pesetas de dividendo por acción.[2]

Durante la Segunda República, fue dirigida por Enrique Salinas Anchelerga, hijo de Enrique Salinas Diéguez y sobrino de Francisco de Paula Salinas Diéguez, dirigente del PRR. El 1 de abril de 1938 la empresa se unificó con el servicio de suministros de aguas a particulares del Ayuntamiento de Córdoba, para crear el nuevo Servicio municipal de Aguas Potables de Córdoba.[3][4]

En 1931 son frecuentes los problemas del servicio de aguas.[5]

En febrero de 1938 el Ayuntamiento de Córdoba compra la Empresa de Aguas Potables, acuerdo que se hace efectivo el 1 de abril de 1938.[6] Desde esa fecha el Servicio de Aguas municipal controla el servicio de aguas de Córdoba. Durante estos años, y hasta la creación de EMACSA, en 1969, se dio servicio mediante la Estación de Villa Azul.


Referencias

  1. 1,00 1,01 1,02 1,03 1,04 1,05 1,06 1,07 1,08 1,09 1,10 1,11 Memoria de la Empresa de Aguas Potables de Córdoba. Córdoba: Establecimiento tipográfico La Actividad, 1890.
  2. Empresa de Aguas potables de Córdoba, en el Diario de Córdoba, 27 de julio de 1918, pág. 3.
  3. Ayuntamiento de Córdoba. Aviso, en El Defensor de Córdoba, 22 de abril de 1938, pág. 2.
  4. La munipalización del abastecimiento de agua, en el Diario de Córdoba, 2 de abril de 1938, pág. 1.
  5. Postalilla. Los republicanos tienen la culpa, por Dick, en el diario La Voz, 8 de marzo de 1931, págs. 3 y 4.
  6. La compra por la Municipalidad cordobesa de la Empresa de Aguas Potables, en el diario Azul, 8 de febrero de 1938, pág. 2.

Véase También


Referencias