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Hospital de San Sebastián. Claustro

La Casa de Expósitos de Córdoba, Casa de Maternidad y Expósitos, también conocida como la Casa del Torno, fue la institución benéfica encargada durante siglos de la recogida, crianza y cuidado de los niños abandonados (expósitos) en la ciudad de Córdoba.

Su historia refleja las difíciles condiciones sociales, económicas y sanitarias de distintas épocas, así como la evolución de las políticas de beneficencia.

El concepto de "Expósito"

El término "expósito" proviene del latín ex-positum, que significa "puesto afuera". Históricamente, se refería a los niños abandonados por sus progenitores, a menudo en puertas de iglesias, caminos o directamente dejados a la intemperie.[1] Las razones principales para el abandono eran la preservación de la honra familiar (en casos de hijos nacidos fuera del matrimonio, tanto en clases altas como bajas) o la extrema pobreza que impedía su mantenimiento.[1] El Tesoro de la lengua castellana o española de Sebastián de Covarrubias (1611) ya describía la cruda realidad de estos niños, mientras que el Diccionario de Autoridades (1732) introduce la pobreza como causa principal y menciona explícitamente las casas-cuna o inclusas como destino para ellos, denominándolos "hijos de la vergüenza" pero también "hijos de la pobreza".[1]

El fenómeno del abandono infantil fue especialmente grave en Andalucía durante los siglos XVII y XVIII, con tasas de mortalidad en las inclusas extremadamente altas.[1][2]

Historia de la Casa de Expósitos en Córdoba

Córdoba contó con instituciones dedicadas a los niños abandonados desde fecha temprana. Aunque los datos y ubicaciones varían según las fuentes y épocas, se puede trazar una evolución general:

Orígenes y primeras ubicaciones (Siglos XIV-XVIII)

Siglo XIX. Una nueva gestión con el antiguo Hospital de San Sebastián como sede principal

Durante el siglo XIX, la institución atravesó profundas dificultades económicas y organizativas, con altísimas tasas de mortalidad infantil, especialmente en las primeras décadas.[2]

Las invasión francesa, las desamortizaciones y la inestabilidad política del siglo XIX agravaron la situación económica de la Casa.[2] La legislación nacional, como las Reales Cédulas de Carlos IV (1794 y 1796) que buscaban legitimar a los expósitos y organizar las casas cuna, o las Leyes Generales de Beneficencia (1822, 1849), intentaron paliar la situación, pero la mortalidad siguió siendo muy elevada.[1][2]

Gestión de los expósitos

Así la gestión pasó por distintas manos:

Traslado al antiguo Hospital de San Sebastián, casa de los Expósitos

Hospital del Cardenal Salazar

En 1816, ante el mal estado del Hospital de la Consolación y la disponibilidad del Hospital de San Sebastián (ubicado en la Calle Torrijos, actual Palacio de Congresos de Córdoba) tras el traslado de sus enfermos al Hospital del Cardenal, el Cabildo decidió trasladar allí definitivamente la Casa de Expósitos.[3][4][2] Esta sería su sede más duradera, hasta su cierre en el siglo XX.

El torno de madera, única comunicación de las monjas de clausura con la calle, era el lugar para depositar a los bebés no deseados por sus madres o familiares. Esos bebés se criarían y se educarían en el centro si no eran acogidos por una familia pudiente.

Funcionamiento

La institución se regulaba mediante el Reglamento aprobado el 7 de septiembre de 1878, con el fin de unificar criterios de inscripción, atención sanitaria, control de pagos y supervisión de precintos en los niños y las nodrizas.[5] La Casa Central se estructura en los siguientes puestos:

  • Director: Autoriza las nóminas de empleados y nodrizas, y lleva el libro-registro de estas últimas (Arts. 16 y 27).
  • Inspectora: Preside la entrega de cada expósito a la nodriza y consigna datos en el libro de inspección (Arts. 38 y 39).
  • Médico: Realiza visitas semanales a nodrizas y niños, controla su estado de salud y supervisa los precintos de identificación (Arts. 41, 44 y 45).
  • Capellán: Supervisa y autoriza el pago mensual a las nodrizas tras comprobar la integridad de los precintos; suspende el pago si detecta roturas (Art. 109).
1. Registro de nodrizas: Todas las nodrizas deben estar inscritas en el libro oficial. Las nóminas mensuales se elaboran exclusivamente a partir de ese registro.
2. Entrega de expósitos: Cada niño recibe un precinto al ingreso; la inspectora anota nombre, fecha, domicilio y relación con la nodriza.
3. Control sanitario: El médico inscribe en un libro las visitas y el estado físico de niños y nodrizas, garantizando seguimiento médico continuo.
4. Pago por precinto : El capellán verifica precintos antes de cada pago; un precinto roto implica suspensión inmediata de la retribución.

Personal de la Casa de los Expósitos durante el siglo XIX

En octubre de 1858 es nombrado director Agustín Moreno[6] párroco y rector de la iglesia de Santiago.

En 1865, José Ceballos era el médico de número mientras que el cirujano era Mariano Vázquez[7]

En 1891 era director Luis Gámiz Ayerbe, siendo auxiliado por el funcionario de 4ª clase Germán Moreno y Luque. El médico era Rafael Vázquez Sanz, el practicante José Miranda Fernández, matrona Antonia Casas y Alcaide, matrona auxiliar Celedonia Rodríguez, maestro de Música José Toribio Santillana y capellán José Sahagún y Criado. Además del portero, Manuel Criado Ruda, había un mandadero.

Siglo XX y Cierre

Incendio de 1938

El 24 de marzo de 1938, a las 11:30 horas de la mañana, sufrió un incendio que tuvo relativa importancia. El fuego comenzó en una clase de párvulos instalada en la planta alta del edificio, tras salir de ella los niños en dirección al comedor. Una niña fue la primera en avistar el fuego. Acudieron los servicios de bomberos y se personó el arquitecto municipal Carlos Sáenz Santamaría, el provincial Rafael de la Hoz Saldaña y el ingeniero municipal Juan Font del Riego. Fueron pasto de las llamas el ajuar y el artesonado de la sala, así como un pequeño altar. No afectaron, sin embargo, a la Iglesia de San Jacinto, próxima a la misma. Personadas las autoridades, el fuego se extinguió a las 13:30 horas. El director administrativo Ernesto López Vidal y los médicos Diego Canals y Gómez Aguado también estaban presentes. Un bombero sufrió síntomas de asfixia.[8]

Dos días después del incendio, se descubrieron en la pared de la sala quemada unas pinturas murales que representaban pasajes de la vida de Jesús.[9]

Cierre de la Casa Cuna

La Casa Cuna continuó su labor en el edificio del antiguo Hospital de San Sebastián durante gran parte del siglo XX. Se estableció también un servicio de Maternidad con acceso por la Calle Medina y Corella (actual Filmoteca de Andalucía).[3] En 1961 la institución fue clausurada en esta ubicación.[3][4] Los servicios de maternidad se trasladaron a otras dependencias (como la Policlínica municipal de Maternidad y Enfermería Infantil o el antiguo Sanatorio de Puerta Nueva) y la protección de menores pasó a ser competencia de organismos como Auxilio Social, el Hospicio (ubicado en el Palacio de la Merced) y, finalmente, de la Junta de Andalucía.[3]

El Palacio de Congresos de Córdoba, que ocupa el edificio histórico, ha acogido reuniones de antiguos expósitos que vivieron allí en sus últimos años de funcionamiento, cuyas historias han sido recogidas en proyectos editoriales como el de Manuel Pimentel.[10]

Torno de los Expósitos. Vista del interior desde el actual Palacio de Congresos

El Torno de la calle Torrijos

Un elemento característico de las casas de expósitos era el torno, un mecanismo giratorio de madera instalado en un muro exterior que permitía depositar a un bebé desde la calle de forma anónima.

Al girar el torno, el niño quedaba en el interior de la institución, donde era recogido por el personal. En Córdoba, el torno del Hospital de la Consolación dio nombre a la Calle Tornillo.[3][4] El torno del Hospital de San Sebastián se ubicaba en la fachada de la Calle Torrijos.[3]

La ubicación del actual torno se constituyó en agosto de 1858[11]

Legado

La historia de la Casa de Expósitos de Córdoba es un testimonio de la dura realidad del abandono infantil a lo largo de los siglos, marcada por la pobreza, las convenciones sociales sobre la honra y la lenta respuesta de las instituciones. A pesar de los esfuerzos benéficos y legislativos, la supervivencia de los niños acogidos fue durante mucho tiempo una auténtica proeza, con tasas de mortalidad espeluznantes.[2] La institución dejó una profunda huella social y forma parte inseparable de la historia de la beneficencia y la sanidad en Córdoba. El apellido "Expósito" fue comúnmente asignado a los niños de filiación desconocida acogidos en estas casas.[3]

Enlaces externos

Referencias

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 León Vegas, Milagros. "Expósitos: Niños abandonados en Andalucía". Grupo de Investigación HUM-1026: Encrucijadas. Identidades, Pueblos y Territorios en la Andalucía Moderna y Contemporánea (Universidad de Sevilla). Consultado el 13 de abril de 2025
  2. 2,00 2,01 2,02 2,03 2,04 2,05 2,06 2,07 2,08 2,09 2,10 2,11 2,12 2,13 2,14 2,15 2,16 Díaz Villalba, Mª Inmaculada; Quevedo García, Ainoa; Tejero Durán, Rocío. "La tragedia del niño expósito en la Casa de Maternidad de Córdoba a través de los libros de registro (1800-1850)". Arcontes: Cuadernos del Archivo de la Diputación de Córdoba, 2-2009, pp. 111-162.
  3. 3,00 3,01 3,02 3,03 3,04 3,05 3,06 3,07 3,08 3,09 3,10 3,11 3,12 3,13 3,14 3,15 Muñoz, Paco. "Casas Cuna u Hospitales Asilos para niños". Notas Cordobesas, 8 de febrero de 2021. Consultado el 13 de abril de 2025
  4. 4,0 4,1 4,2 4,3 4,4 4,5 4,6 4,7 4,8 "Las casas de expósito, un recuerdo que no debemos olvidar". No Solo la Mezquita, 24 de enero de 2017. Consultado el 13 de abril de 2025
  5. Reglamento para el orden y gobierno de la Casa Central de Expósitos y de Maternidad, arts. 16–109. Disponible en Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XXXV Número 10312 - 1884 junio 17
  6. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año noveno Número 2431 - 1858 octubre 10
  7. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XVI Número 4332 - 1865 enero 6
  8. Un incendio en la Casa de Expósitos, en el Diario de Córdoba, 25 de marzo de 1938, pág. 4.
  9. Descubrimiento Artístico, en el Diario de Córdoba, 27 de marzo de 1938, pág. 1.
  10. Los últimos niños de la casa cuna contarán su historia en un libro de Manuel Pimentel. El Día de Córdoba, 24 de febrero de 2020. Consultado el 13 de abril de 2025
  11. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año noveno Número 2379 - 1858 agosto 11